Me he acostumbrado,
te quiero en la cuneta,
no encuentro la pena
ni el remordimiento de conciencia.

No sé decir 'ayúdame a quedarme',
no me sale alertar
de que me alejo silenciosa
bailando sobre el mar
con el ancla
aun sobre la borda.

No es lo que lo hace fácil,
no es herramienta sino consecuencia
a tu simple indiferencia,
inconstancia y verdad seleccionada
en la más exclusiva conciencia
de lo que te interesa.

Una foto,
de espaldas,
paseando por una gran ciudad
junto a su melena
que hila retratos, besos
y dormir,
en la inseguridad de la intemperie,
uno del otro muy cerca.

Una forma de mirar
a quien hace años que es feliz
en otra casa.
Una forma de hablar alto para que te escuche
sepa de ti y participe
porque añoras su atención
tras sufrir el dolor
de quedarte fuera
de amigos y pareja.
Sigues pensando en ella
crees que manejas
pero no funciona así
y menos si no te deja.

Muchos finales incómodos
de despedidas inciertas.
Quedarme quieta como el coche
en mi asiento
con una mano en la puerta
preguntándome si hoy será el día
que saque la llave con una sonrisa
porque te acerques a mi,
me abraces con la desesperación
que produce el amor
al ser uno en vez de dos
y me digas
que hoy me has vuelto a descubrir
como a quien te gustaría atesorar,
con quien quieres evolucionar,
sin pena porque dejes
ninguna emoción atrás.

No estoy de acuerdo
en que serpentees según quién
y cómo te riñan.
No estoy de acuerdo con la actitud dañina
ni con lo pronto que se te pasa
el interés por hablar
las cosas, en plural,
mañana.

No voy a buscar el origen
cuando no me completas,
no me cortejas,
no te propones conocer
más de cerca,
ni veo al mismo hombre
haya o no haya
más variables cerca.

He visto pasar por la ventana
días con sabor diferente,
otra voz,
esperanza
y más cercanía.
No sé si es mi ancla
o el viento en contra
para que no salga
de ésta costa.

Tengo una rosa negra, 

la réplica de un piano de cola,

un búho 

y una muñequera

que vais a ir a la caja

porque no sois fiel

al cariño

con el que se os manda.

P.d.: Con cansancio a mis dos inútiles.

Me faltó el liso perfecto,
cuatro ruedas y más teclas eléctricas.
Me faltó la suerte de que me quieran,
monedas para una graduación,
mensualidades para la casa
que hoy cierras.

Pero sobretodo me faltó
una cabeza centrada
en sacar partituras porque nada
malo pasa
si lo que quieres
me hace necesaria.

Contado cada minuto para explotar,

juventud,

mi aprendizaje.

Ignorancia a teclas, números y verborrea 

porque, ¿para qué?

si tengo contigo 

una vida entera

que quieres empezar

cuando juventud

sea vieja.

Sólo hay arañas de chocolate

que amenazan con sus patas,

estáticas en el aire

capaces de bajar hasta tu cara

o volar como diente de león

entre abrazos y quieros

de ser uno en esto.

Me hablaste de límite,
de techo,
y ya ahí
me partiste mi infinito.

No me creo haber paliado
la necesidad imperativa
de presentarme a todos
como algo más que amiga.

No me creo tu poca delicadeza
a mis borbotones de tristeza.

No me creo que no vengas.
No me creo que te vayas.
No me creo
que las excusas,
más o menos ciertas,
me tengan que dar la calma.

No me creo
que te tenga entre mis manos
como alguien domesticado a palos.
No me creo
el rol de dura
que convierte las sonrisas
en latigazos
porque ya no las miras.

No me creo
recordar más tu cara
mirando a otro lado
que atento,
aquí,
a quien te habla.

No me creo
que rellenes el tiempo
y vago aplaces gestionar,
con madurez,
tus sentimientos.

No me creo,
que a estas alturas
no te haya dado
por decorar mi cuello.

No me creo no suponer
la exclamación que te pare,
primero resuelvas
y segundo viajes.

No me creo que estés percatado
de que no estás ayudando
y sin embargo, me digas
que quieres arreglarlo.

No me creo que ignores
la paloma por cable
y hayas encontrado
un insulto de amor
cualquier noche
que yo me acostase antes.

No me creo
hablar en alto
y que no respondas nada.

No me creo que te buscara
hace tres días
y todavía ni preguntes
qué pasaba.

No me creo
que vayas a faltar a mi escenario,
que no conozcas con quienes más pienso,
que me pongas por delante
la imagen pixelada
de lo que se supone que eres tú
con una guitarra.

No me creo
que digas que tocas para mi
cuando sustituye conversaciones
de monosílabos incoherentes.

No me creo lo nuevo,
abrir la boca
y tragar
el enfado que te genero.

No me creo
que nunca respondas nada
a ninguno de éstos versos.

Colorín colorado,

su indiferencia

me ha matado.

_____________________________

Me haces verme:

Con pinceladas sobre las pupilas,
mandíbula lacada blanca
para enmarcar dos líneas,
rojas y finas,
como quien tiene la elegancia
de ser una estrecha con la lengua.

Con colores maleducados
ordenados,
bajando unos centímetros
los morados
y haciendo flores de calor
a cada lado.

Con alas castañas,
espumosa cueva ondulada
entre hilos de olor
que aspiras y me guardas.
Es el único volumen
que no atrapan tus dedos,
es la escalera,
con rellano en la espalda
y fin en los bolsillos,
donde uno se sienta.

Con presumidos cuello y hombros,
rogando por la atención,
que agosto y sus tirantas le prestaban.

Con el llano desierto
a tu gusto moldeado
para que reposes tu cara,
tus manos y hasta tus labios,
cazadores de ombligos aislados.
Entre carretera y carretera
que baje en picado.

He sido más rápida que el fuego,

corren trenzas de soledad por mi espalda

en el tiempo que no abarcas tras el espejo.

Te he llenado el suelo de escenarios

con papeles arañados de negros

y salpicados con notas.

He agujereado tu moqueta

con los tacones de quien proyecta

la voz

para romper barreras.

He incendiado papeles

de caramelos gastados, tickets

de funciones acabadas.

He usado medias,

te he cambiado la forma de mirar

y te he dado alguna razón para pensar

antes de hablar.

He sido más rápida que el fuego,

he quemado la basura,

he respirado

y me he extinguido,

por falta de madera

que crujir contigo. 

Quisieran ser naranjas todos los climas,
quisieran ser paja todos los campos
entre olivos
y majuelos.

Se anclan versos
a la tierra seca,
como la hierba alta que araña
las piernas con falda.
Sus mayúsculas enraizadas.
Sus puntos finales
a la altura de donde rozan tu manos
al pasar
para levantarlos como pólen
por ésta luz dorada
que enrojece tus mejillas
y le da brillo a tu espalda.
Ilumina tus brazos,
más míos que del arco
y se deja tumbar en tu pelo.
Por mucho que gires,
por mucho que rías,
por mucho que seas más alegre,
amor,
que la luz
y la poesía.

También quiero olvidar decir recuerdo,

ser modelo de referencia a la propia alegría,

no volver jamás atrás

porque me rebosen las manos 

de caricaturas dibujadas en tu cara

a cada égloga marcada

con el descaro de ser

quien quiero que quieras.

Quédate
en el cubículo desierto
donde imprimas como rey
cada uno de mis precios.

Oblígame,
demuéstrame que no hay remedio
que es más tonto que un verso
esperar verte algo viejo.

Tenemos tiempo de ser buenos
a cada losa que pisamos
tenemos tiempo para arreglarlo
a cada tramo que avanzamos.

Ignoras ríos de llantos
que ya no cambian tus actos
si encaprichas un Noquiero
que te salga de los...
dedos.

Ataste cordones
 sin ser los mismos zapatos
quisiste correr fuerte y te quedaste
en el suelo enmoquetándolo.

Ríen y apoyan tus pericias
imitando ser hermanos
pero es solo porque mueves
sus vidas de fracasados.

Incongruente con las manos
no consecuente con tus actos
de ser centro coordenado
al orden del enamorado.

Pasivo a piropos
camuflados en  zapatos
de quien pinta con urgencia
su piel para vendértela.

Oblígame,
demuéstrame que no hay remedio
que esto es más tonto que un verso
esperar verte algo viejo.

Tenemos tiempo de ser buenos
a cada losa que pisamos
tenemos tiempo para arreglarlo
a cada tramo que avanzamos.

Recordar la terapia
de ser acunada en esas manos,
con su dorso suave,
sus nudillos cuadrados,
color madera y uñas aplanadas
para tocar las cuerdas
que sin darle prioridad
tanto nos cantaban.

El cariño compulsivo
hasta en la duda
de qué callas y cómo esperas vivir
nuestros próximos días
sin aún conocernos nada.

Que ignoraras defenderte
por aprender a callarme
con el verbo de cuatro letras
enseñándome qué pedía en 21 años
con cada una de mis quejas.

Escuchar tu timbre
ser humilde con el aire
porque no existen risas nerviosas,
por compromiso,
educadas
o pretenciosas.
Crear algo sincero
motivado por mis gestos
en el idioma de versos
que usas con la seguridad del descaro
de vivir como considero.

Se cansa la mente joven,

se para en la nube del blanco infinito,

se hace sumisa a los golpes

viviendo por y para la calma

tras terminar

hasta que mañana

vuelva a la carga.

Se fabrican millones de lápices

de colores

en el tiempo que tardas en aclararte

sobre:

Que eres tú quien debe buscar mi tiempo,

mi aprobación, mi constante deseo.

Que eres tú quien se debe preocupar

por consolar, por preguntar

sobre tus errores de inexperto

en ser tratado bien

por la compañera que tengo.

Que eres tú quien debe controlar

la parla mónica,

las palabras monosílabas

al enfurruñarte

porque no salgan

tus planes.

Desafiar al vacío con la constante

de Afrodita

que supone quedarse

aun con todo esto delante.

Un no

a las balanzas,

los muelles,

los juegos,

los sí 

pero no luego.

Quiero el césped

de hojas perennes,

brotes verdes

lo pisen o lo rieguen.

Arrojar al vertedero

el manual de todos los posibles versos

sobre 'te echo de menos'.

Inmacular la inocencia

con la transparencia

del 'no te pierdo'.

Andar por encima del suelo,

descubrir con emoción

que le podemos

al opaco cotidiano 

con la alegría que firma la juventud

porque amor

tú ya estás dentro.

Dejarnos descubrir por terceros

como compañeros fieles, 

incondicionales ante su intento

de desear jugar

con la ilusa seguridad 

de quien no me conoce nada

para sorprendernos.

La roca rota por la ola
en el instante de elección de silencio
sobre tu música de consuelo
por la libertad
que parece que no te dejo.

La ola rota por la roca
de tu expresión férrea
equivalente a
muy bien
pero no me sigas
tan de cerca.

Estabilizar el cordón que une tus zapatos,
ignorar a boca abierta los regalos de la mafia afincada,
abrazar con seguridad tus dudas
y darle sentido a que las tengas
para sentir la cura
que supone disolvértelas.

Pisar en orden
las piedras del individualismo
de puntillas y girando
como el ballet de la música que oímos
al decir:
estás conmigo.

Presumir como leones de lo que tenemos
en la sutil balanza de juego
frente a amores cenicientos
de la ciudad adoquinada por un:
cuantos más,
más seguro me siento.

Necesidad de desesperarte,
que arañes el aire por atraparme,
verte temblar ante la compostura
del tú aquí y yo lejos.
Molestar al silencio bajo el algodón
y ver fuera la calma.
Hacer grande
el refugio de mantas,
que sobre espacio
y que tiembles de emoción
al conseguir mi piel
cada vez más cercana.

Que me llames poeta
para valorarme quererte en versos.
Que me digas que te importo más
porque ya es que te importo.

Ponerle voz a tus osadías musicales
tener presente el:
te acierto
en lo que expreso.

Lo único que soy es una experta
en detectar y curar
incomodidades de tu cabeza.

Como buena profesional
que sus reacciones exagera
subrayadas con faber castell
poniéndolas en bandeja.

¿Quién dedica
tantas neuronas como
ocupa el capuchón
a percibir
tras hablar
cómo me sienta?

Somos lo programado,
la ausencia del directo,
de conversaciones de madrugada,
de momentos espontáneos
consecuencias de un quiero.

Te espero
y te calmo
los malos humos no programados,
los nervios del directo
de conversaciones que usas para ir confesando
entre momentos de llantos
ajenos quieros espontáneos.

Rodeos mis recuerdos

acechando

e insultando al tiempo

como un gato agazapado:

Antes de despertar,

antes de dormir,

te tenía en la ventana.

Yo con la boca bien cerrada,

seguro,

y tú con los ojos bien abiertos.

No dolía madrugar

si el objetivo era

que en mi pelo

te escondieses

y respirases con ganas.

No molestaba el frío

si el objetivo era

que en mis hombros

olieses la menta

del jabón con el que los lavaba.

Querías estar al tanto

de qué te miraba

a veces tú

y a veces hacías que acabase

yo

quien empezaba

sonrojada.

Y sé que eres de izquierdas

te decía.

Y más interesante era

dejar que me arrinconaras.

Sigo usando menta

pero echo de menos

que te suponga algo olerla.

P.d: Champú "Geniol" con extracto de Menta.

Nací con prisa,
con la alegría de unas vacaciones
entre final y final.

Recordé pronto el mundo
y eché en falta
quien me despidió
con el consuelo
de ahora nos vemos.

Te conocí
y sin embargo te encontré.
Me dejaste mostrarme
y sin embargo me recordaste
con quien quería quedarme.

Ignoraste que ya estaba hecho
y optaste
para mi bienestar
por cortejarme.

Le agradecí al viento
el consuelo de un de nuevo,
esta vez bien hecho
sin el amargor en la boca
de despedidas de otro tiempo.

Tengo manos para acariciar notas,
piel para dibujar tus manos
y ojos para guardar
todos los recuerdos
de tu cara
mirando a otro lado.

...

Soy consciente
y agradezco que te tengo
sin embargo tú
sólo desperdicias mi regazo
como casa en la que meditar
sobre lo irrealmente feliz
que te ha hecho
cualquier alma
que sólo pasaba.

Dice el que camina por la costa
que inevitable es
sorprendernos de otras
pero el valor carece de problema
y de valor carece el problema
cuando elegantes
las dejamos pasar con una reverencia
sin el miedo
al adiós
muy buenas.

Atentos novicios,

Atención a la relación.

Capturar con escopetas emocionales

y constante persuasión

una dama dependiente

a vuestro favor.

Hicieron de pantalla

las preocupaciones circunstanciales

en mitad del campo de batalla.

Me desquité con enemigos fieros

y me manché la cara

con la misma tierra

que hoy cubre sus cuerpos.

Nadie animó mi avance,

todos esperaban que cayera

desprevenida 

por culpa de alguna flecha.

Enervé a muchas bestias

que rugieron para salir de caza

como recompensa.

Reclamé los refuerzos de mi paciencia.

Nunca abandoné.

Ellos quisieron desistir

pero usé armas poco ortodoxas 

para obligarlos a pelear.

Hubo concilios de dirigentes en otros planos

que en burocracia

y palabras que se llevó el viento

se quedaron.

Los ataques aumentaron 

y llegaron por flancos poco esperados.

Con tensión saboreé 

la decisión de improvisa o perece.

Con la solemnidad del mártir

el Cáster dejó pasar soles y lunas

que,

mal hecho,

iluminó treguas y oscureció hordas

fáciles a nuestra ira

pero sigilosas en la noche

consiguieron someter

a algún hermano druida.

Hierve pero 

mejor calma. 

Aquí,

ahora,

las preocupaciones circunstanciales

hacen barrera

y cargo a ellas para llegar

a lo nuevo que piensas,

con fe de supervivencia,

a lo que crees que te has dado cuenta

y ejecutar aquello que te impida

querer que yo gane esta guerra.

El desierto vacío

de las ganas simuladas,

el interés ausente aditivo,

la mecha a la llama del

no le importo nada.

Apelan los poetas 

a la sensibilidad

y

a los pies en la tierra.

No es verso ablandarte

ante un quiero

no correspondido

solo por el miedo

a perder

lo que hubiese sido.

No es verso acunar 

los gestos regalados

con intención matrimonial

sólo por ser llamados hombres

considerados 

y con seguridad procesando

la industria de caricias

que jamás hubieses importado.

No tienes que hacerlo,

para por un momento

la información que recogen tus sentidos,

desde las manos a los oídos

y en el silencio de ese contigo

pregunta

¿a quién quieres en tu camino?

Tejer luces de luciérnagas en esta cueva

o tejer estrellas 

en el laberinto de hilos de almas

donde acordamos encontrarnos

cada vez que alguno se vaya.

Tejer en la cueva

y esperar la existencia

de quien puro ama,

confiado defiende,

y observador calla

a la criatura que entenderá

en el infinito de estrellas

y compacto de luciérnagas.

Embelesado por su gracia

y la elegancia

de dar cabida a inquietudes,

sin necesidad de explicarlas.

Algún tiempo de unión quizás
pero demasiadas traiciones en mi cartera
con las que comprar tiempo
que gastar
en pensar acerca:

Que no entiendes que no se camina
cuando llueve
ni con chanclas ni con zapatillas

Que el alfarero no deja
el cuenco a moldear
para luego.

Que no eres un lago
que despida a los pájaros
para volver a verlos
el próximo verano.

Que lo terminado no se arrastra
ni por pena ni por torpeza
de no saber decir no
a mantener su foto
en la mesa.

Que no aceptas con responsabilidad
que lo terminado, terminado queda.

Y tú decides si gastar tu tiempo
en mantener las sobras de un plato indigesto
o trabajar en mi, lo nuevo,
con manos de alfarero,
de una vez
como pretendiente normal
sin que tengas duda
de qué lugar
me tienes que dar.

......


Tengo minutos amontonados
esfuerzos archivados
contigo
y con tu familia
para ser allí alguien
y molestarme en conocer
quienes te crían.

Hasta con quienes querías
de amigas
aun cuando ellas
quieren o querían
morderte desde las muelas
hasta las tripas.

Hasta con quien tonteas
por alguna lenguita fuera
y sus suspiros de agobios
que te desvives por consolar
como el más apto.
Incluso tolerando
y dejando pasar
en mi
su mal trato
y no cabe en mi el enfado,
el desprecio a la piel
de quien me obliga a sentir la urgencia
de buscarme a personas
que no me traicionan.

...

Tú y yo en otro tiempo,
con menos amigos, menos mundo
y menos estudios,
hubiese sido infeliz
por la inmadurez
de tus movimientos.

Queriendo aclararte
mi disconformidad
con el te miro y giro,
la atención fugaz
de lo que dura
un libro de bolsillo.

Un para luego,
no pensar y dejarte llevar
por quien ahora sí compartes
suelo.

No tomar las riendas de tu tiempo
y camuflarlo por "en realidad
no quiero".

Suspirar y agobiarse
para que otra te cante
desde el lugar especial
que para alguien
todos queremos ocupar.

Por coleccionista de imágenes me contratan
de recuerdos de tu cara
girada.

...

Quiero aclararte
mi conformidad con que intentes
mirar dentro
y esperes desde fuera
a ver hasta dónde te dejo.

Un hueco infinito eterno
en el que mi suelo es tu suelo,
en el que ningún ascensor
te desliga de tu mundo
para esperar en losetas
de desconsuelo.

Acariciar los tensores
que rodean tus dedos
en el capricho de la circunstancia
con carácter modificada
para cuidar
y compartir
a quien contigo anda.

Burlarte y bailar en proa
los cantos de sirena
con el escudo de tus pupilas dilatadas
por llevar
mi sangre en tus venas.

Por completos nos contratan,
ese regalo anexo
que el amar depara.

Para todos aquellos,

defensores con honor,

que piensan que si no has volado,

tras saltar,

es que no te has esforzado lo suficiente:

Tendrás por años 

el título de macho,

alpha,

te enorgullecerás de saludar

al sol y despedir

cuando salgas de trabajar.

Gobernarás,

en el reino inexistente 

que todos queremos

jugar a tener

en la mesa en la que comemos.

Serás fuente

de saber y calma

tal y como la alianza

te ponga

el desconocido al que pagas.

Defenderás lo tuyo

hasta en lo suyo.

Y dará igual la calma

porque el tiempo apremia

a dejar constancia

de la maravillosa coherencia

que de sol a sol

nuestra vida nos deja

Será vano el momento

en el que tu heredero quiera,

con paciencia,

mantenerte contento

porque ni percibirás 

sus esfuerzos

examinando inútilmente

conocimientos que quieres

pero que no fueron.

Es su cariño tu participación

y el tiempo su cortesía

que merece algo más 

que calificar con insuficiente

a lo que ni sabes ver su valía.

Recomendar saltar más alto

a ver si vuelo

no convierte a tu cachorro

en el mejor hombre

que podría haber sido

con un cariño

más implícito y menos ajeno.

Pero hoy es el día

en el que en vez de ayudar

sólo entorpecerás.

Y estás aquí

porque tras esa costra de conocimiento,

inútil esfuerzo y moral de duelo

que le has inculcado 

queda un brote de generosidad

en pasarle el mal comportamiento

al rey del juego.

Huele el aire
como si alguien hablara
de no saber cuidarte
y agonizar
como si tú tan sólo aceptaras.

...

Encontré al niño
con gafas, mochila
y pelo presumido,
agachado en el rincón del sótano
haciéndose su ejército de insectos.
No es que fuera no le quisieran,
no es que lo desterraran bajo tierra,
ahora era él quien no aceptaba
que nadie bajara
a reprocharle su falta de inocencia
volcada en el mayor
que bajo el sol anda
y te mira a la cara
porque a él si lo aceptas
pero sólo
para cruzarle la cara.

...

No hay lluvia turbia
entre tú y mi vidrio.
No hay abejas confinadas
en la comodidad de lo bien visto.
Le guardo entre mis manos
primero observando,
luego escuchando
y por último adorando
toda su alma
que no tiene cabida
en este tiempo
sin magia.

Ay de mi si pudiera,

ay de ti si quisieras,

colgar tras la misma puerta

mi sombrero y tus medias.

.

Al final

la novia de Adán

fue la más inteligente.

.

Día de prevención del suicidio.

No creo que sea falta de respeto al deseo de una persona ni creo que sea egoísta el pedirle a nadie que se quede. No es que sólo me importe que pueda estar para mi y no considere cuánto sufre en su vida privada, ni tampoco le estoy pidiendo que me evite tener un debate interno sobre porqué lo ha hecho, si podría haberlo evitado, si lo voy a echar de menos o si simplemente me resulta desagradable pensar que algún conocido ha fallecido.

Nos resulta antinatural la idea y cuando nos hablan sobre ello arrugamos la cara como si nos ofreciesen un yogurt de cerumen y por algún motivo animal de supervivencia de la especie nos sentimos en la obligación de consolar a esa persona para que no lo haga.

Mi perro la primera vez que se encontró con un rebaño de ovejas en el campo empezó a correr dando vueltas a su alrededor para juntarlas. No recuerdo ninguna tarde en la que haya charlado con él sobre cómo ser un buen perro pastor...quizás es algún tipo de "información de serie".

Quizás, para nosotros, esa urgencia que nos recorre la columna vertebral cuando alguien nos habla de suicido es también una "información de serie": "¡Corre! ¡Evítalo! ¡Que nos extinguimos! ¡Que después vas a estar triste! ¡Que no vas a entender su ausencia! ¿Y si esa persona es la mejor para procrear y continuar la especie?¿Pero me estás escuchando maldita cabeza portadora?¡Dile algo bonito! ¡Anímalo!"

Pero yo pienso que decir No al suicidio es mucho más. No se trata de ser especialmente condescendientes con la persona. Probablemente ni siquiera esté en nuestra mano solucionarle sus razones. No se trata de hablar con ella día y noche por redes sociales, ni tampoco pretender que su alegría dependa de nosotros.

Creo que esta situación nos tienta y nos da morbo porque ¿qué mejor que apuntarte el logro de salvarle la vida a alguien en tu agenda?Y que bien nos debemos sentir tras la conversación diaria terapéutica más si le hemos hecho reír.

Pero no, no es nuestra oportunidad para sentirnos útiles y realizados. Ni siquiera se trata de hacerle reír.
Considero que lo mejor que podemos ofrecerle a alguien es ser humildes, no buscar que sean con quienes experimentemos una forma de relación más. Respetarlos y dejarte embelesar por su forma de ser. Esto no significa recitarle un poema cada noche sobre lo especiales que son, pero quizás sí hacer el esfuerzo de comprenderlos.

Tampoco apoyo esas ganas irresistibles de darle amor a la persona, entre otras cosas porque son falsas. Supongo que si quieres a alguien no necesitas un ultimatum y si no la soportas está bajo nuestra responsabilidad controlar esas inmaduras ganas de cuidarla.

Pienso que esta actitud debe ser diaria y no esperar a que nos hablen de "lo que no puede ser nombrado" para asustarnos y reaccionar. Esto tampoco significa convertirnos en el buen samaritano-reparte caramelos del barrio.

Quizás lo que realmente pienso respecto a esto es que creo que merece la pena darle importancia al bienestar de la persona que tenemos delante. 
Y es fácil. 
Y no es regándola con nubes rosas cuando nadie más lo haga para buscarnos un lugar especial en su corazoncito paliando así nuestros miedos de soledad (otro sentimiento animal de manada).

Apoyo el enfadarnos, ponernos con los brazos en jarra e irles con el ceño fruncido. No por "con lo que te quiero y lo que me ibas a hacer sufrir si te vas" sino algo más parecido a "con lo que me ha nutrido conocerte, las ganas que tengo de que encuentres una vida plena, con o sin mi, y lo dispuesta que estoy a hacerlo real en lo que pueda".

A mi me cuesta quitarme del medio incluso cuando es lo mejor para la otra persona. Me quejo y me quejaré pero lo respeto.
Es importante saber qué espacio debe haber entre una persona y tú en función de lo que has vivido con ella y no sólo por ti sino por quien tengas ahora al lado: por respeto y dedicación a lo que estés construyendo con ella.

Es decir, que el respeto, el bienestar y el dejarnos embelesar tiene sus límites. Absolutamente no pienso que sea estar lo más cerca ni ser lo más dulce posible.
Adoro esas personas que cuando hablan de otras se les lee entre líneas el cariño y la admiración que sienten por ella, yo quiero eso para mi y creo que es lo mejor que puede recibir cualquiera pero no está bien buscarlo a la fuerza, encontrarlo y atarlo con candado a un tobillo.

El decir no al suicidio no es como coger en brazos un conejito, acariciarlo y protegerlo de cualquier cocinero. Es procurar que su vida sea lo que ellos necesiten en cada momento para ser feliz, sentirse bien consigo mismo y probablemente nosotros no disfrutemos de ello.

De precio a preciosa

lo mismo que al hablar

de sana a saña.

Si no tuviera

que perder tanto tiempo

en excusar 

lo cóncavo y convexo 

de tus gestos

tendrías tus días

sin reproches acumulados

que arreglar luego.

Si mi percepción fuera

cada palabra disonante

cada gesto permitido

o no

sin ganas.

Si tus ingredientes mentales

no recomendados

comparados con otros ámbitos

insanos ya pasados

no estuviesen tras la oreja diciéndome:

cuidado.

Declaración de intenciones II


Por cinco de espadas
naipe negado.
Por renovadas ganas
de un nuevo comienzo
entusiasmo moderado.

No vuelvo,
no me apaciguo,
no descanso
ni encuentro
nada llamado "mi sitio"
de nuevo.
No retomo lo dejado
dolida porque nada
haya funcionado.

No conservo
a personas del otro lado
por imaginar de vez en cuando
qué hubiese pasado.

Me han gastado
lo que tenía que dar.
Me han aplaudido
oro de otro tiempo
esperando disfrutar
del que ahora no genero.

Y tú no vuelves ni me miras,
ni te preocupas de que siga vivo
lo que merecía la pena
si defendías.

Hablo como entonces
pero ahora sí que espero
que me entiendan
para que me respondan
en consecuencia.

Declaración de intenciones I


Callan voces,
cortan juncos de luz etérea
nacidos en la tierra
por la que me aceptan.

Piden
sobre un irreal pedestal
un iluso éxito
que sustituye en el joven
lo que el niño en el juego.

Ganan importancia
con cada año que expiran
y encuentran
el razonamiento esquivo
a su remordimiento
con cada carrera
que terminan.

Establecen suelos
hundidos en su centro
haciendo rodar a inadaptados
que adoran
ir a su encuentro.

No cortan ramas,
cortan juncos
porque no crecieron
mientras te preocupabas
de estar en su mundo.

Ahora todo está empezado
y nada acabado,
ni tus juncos, ni su mundo
ni tu tierra, ni su sueño iluso.

Abatimiento reflexivo,
ponderado y decisivo
para ahondar sin remordimientos
en el fácil camino de un irregular contigo
Descuidado ignorando
todo momento,
con paciencia regalado,
para que lo intentes de nuevo.

Acaricia el tiempo perlado

las manos grasas de soslayo

recostando en el algodón

al andante in situ

quemado y ahuecado

aguantando in vitro,

con cuidados diarios,

rastro de lo proclamado,

indudable,

verídico. 

 

El ahora,
ese leal aliado
que caprichosos apartamos
pensando que ya todo está acabado.

Pobre sensación de urgencia
timbrando al oído,
triando y mordiendo.
En las costumbres
perdemos, por cotidiano,
los buenos momentos.

El cariño espabilado
del que sabe qué quiere
hasta en contraproducentes tiempos,
sobreponiendo el 'dando' al 'tirando'.

Y ahora yo pienso
"es esto y no lo otro
lo que realmente
tienes dentro"

Y ahora yo pienso
"es esto y no lo otro
lo que realmente
no quiero"

Muchos libros de guerreros mágicos

para niños sin escrúpulos, con suerte,

algo gallitos

y pocos de hombrecillos

que con respirar

hacen real

lo que dicen

entre besitos.

"Vale", 

la aceptación egoísta

del cancelamiento de responsabilidades

aceptadas por encaprichamiento

de una compañera bonita

a tiempo completo.

Adrenalina de la farmacia,
anestesia en spray
o pictolines de menta

y escribirte en audivisuales
lo que quiero que sientas
con tu adictivo uniobjetivo
emocional definitivo
que se quedó haciendo pellas
cuando la no necesidad del cortejo
se quedó obsoleta

y soñarte en hologramas pluricelulares
confiado y sosegado
sin verter la histeria
del trabajo perfecto inacabado
en el brusco roce obligado y seco
a mis ganas de quieros
menos circunstanciales y con más peso en el suelo.

Encontrarte acomodado
con pretensiones de participar en mi estado
sin necesidad corpórea
ni casualidad del momento.
Arropado en la veracidad
de con quién puedo.

Andas coleccionando
memorias de abrazos
y conservando a todo el mundo
previendo que más de uno,
o la mitad,
con tus tropiezos se irán
dejando sólo humo

así que mejor atar
a quien se equivocara antes contigo
y que por sorpresa del "aquí sigo
y por gratitud te sigo"
se conviertan en caudillos
de un amor de libro
manipulados por tu placer
de ver cómo quieren,
en el fondo,
morder tu ombligo.

Inluce injusta

tu maravillosa utopía

cuando no precisas de amiga

reemplazable y desplazable

hasta el fin de sus días.

Ni te acoto ni me quejo

sólo digo que no lo quiero

el aire sometido a

¡ardilla!

como un perro

y que yo sólo esté para luego.

Además de que por muchos congresos

en los que cómo tratarnos tratemos

sigas soltándome frases

con tanto desprecio.

Mi bienestar no será

lo bien que me lo pase poniéndome cremas

serán mis trofeos y mis metas

entre otras cosas

con una dulce pareja.

Frasesitas colgadas
en tendederos bien mojadas
planchadas y dobladas
entregadas al instante
con olor a rosa
que no importa nada.

Por errores tu parla
de sapiens de reválida no,
ni de primaria.

Repertorio de bromas aterciopeladas
para camuflar tus malas palabras
delante de quien interesa
en cada casa.

Y de actividad complementaria
al trabajo de
"Tira y Arrastra"
-salario mínimo y en navidad ninguna paga-
tus vagos vales
a proposiciones gordas que no debería de tragar
ni tú, a la ligera, aceptar.

"Como no duele,
no araña,
no se ve que me sangre nada
¿por qué no?"
¿Y por qué aceptar yo
tu pura lógica antiempática
sustitutivo de la determinación
que a veces debería tomar palabra?

Excusar o no tu inocencia
se somete como buena masoquista
a la pregunta de
¿es lo mejor a lo que puedo optar en mi vida?

...
Has sido tan extremista
que ahora parece que elijo
entre tú y yo misma.

Mis reverencias,
maestro de la poca evidencia
"me refiero.."
"no lo decía como.."
"no quiero decir que..."
y esto los días que alguna luz divina
te ilumina.
...

El agricultor,
hombre de campo,
sabio curtido al sol
entre rebaños,
le aconseja al niño
"ve y sacrifica al caballo".

El poeta,
hombre de amor,
ni de ciencias ni de letras,
le escribe los primeros versos
de un antiguo poema
que viene a contar
algo así como que
el caballo mejor dejarlo reposar,
como al vino,
que él se de cuenta
de cada cosa
mal hecha.

El niño aventurado
optó por tomar las riendas
con sus propias manos,
corregir cada exceso
de su animal de paseo
pero así hoy en dia
todavia sigue
con esta filosofía
¿y el caballo?
el caballo sigue igual de malo.

Por lástima, decencia,
educación o paciencia
dobla la dama la espalda
a la situación que no le agrada.
Observando a sus allegados
con ojitos pintados como platos
mancillar los gestos
que si ella hubiese hecho
no cabría duda
de la virginidad del proceso.

A la onda que enmarca su cara
acuden los de capa y espada
que no saben ni cómo usarla
ya sea para ignorar
o estropear
con lamiosos besos al azar
que dejan a la dama
antes fresca y arreglada
sucia y cansada
de tornarse al barro,
hacerse al zapato,
actuar conforme al momento
de éste joven viejo
que la tiene
entre noveleros quieros.

Me drogaré tranquila
con el verde de las hojas
del bosque oscuro
en el que confíes para dejarme
cada cierto tiempo
quizás sólo un rato
pero nunca sabiéndolo.

Proclamaré por pilar
un amanecer bonito
le contaré que me dijiste
que disfrutara de la vida
con cada pequeño motivo.

Cantaré si quiero al ciervo
que lo nuestro es más que eterno
demasiado abstracto y elevado
para el mundano: quiero
caminar a tu lado.

No habrá lloros en nuestro tiempo
cuando confunda quién besa a quién.
Cerraré los ojos
a las huellas de otros
que dejen su olor en tu cuerpo.

Cuidaré y escucharé a tus dedos
porque de ello nutro
todo lo que te adoro
y aunque te pese al tiempo,
por aburrimiento,
no haberte dicho,
en mi,
dónde buscar oro
te llevaré a casa cestos
de razones que te recuerden
por qué hubo noches
en las que no podías dormir
sin mi aliento.

...
y no me dejaré confundir
por quien me cuide,
sin esfuerzo,
como quiero.

Se pregunta el que duerme

¿Quién llegará antes?

¿El botón a la enfermera

o mi consciencia?

Coloreados bordados,
smiles ahuecados
o la eterna etapa del éter
antes de nacer
y después de la muerte.


Algo me dice que está lloviendo,
te veo mojado pero
¿qué sé yo
si perdí la piel hace tiempo?

Ocurrió entrelazando mis diez dedos,
por ti, de nuevo.

Me pregunto al espejo si es abandono
o abatimiento,
juego entonces,
a pares y nones
para decidir
si bailar en barras o casarme.

Salgo y entro,
si escucho tu voz me muevo
pero luego vuelvo y pienso
¿por qué soy para ti
quien te roba tus éxitos?

Mira: soy yo
quien te vuelve a hablar,
quien personifica el daño,
quien te tira al remordimiento,
soy yo a quien evitas, pequeño.
El arcano del juicio
llamando al eco de una voz que hace tiempo
que ni está para recibir tu amistad, de nuevo.

Busca entre las más altas
esferas de tu soledad
la admiración marchita
igual de útil que un robot
buscando algo de sentimiento
es su propia guarida.

Párate un segundo donde yo esté,
tómate mi existencia
como algo dificil
tómate el metro que nos separe
como el triunfo de la suerte
sobre el infinito que nos rodea.

Mírame despierto
sin la incomodidad de lo
externo circunstancial
¿qué buscas en amar?
ensuciate las ropas
que de las manos yo me encargo.

Aplasta las placas
las venas deshilachadas.
Lo verde etéreo de las ganas
cae en polvo
entre los huecos de tus brazos
o tus telarañas.

Me dices que vuelo
pero quizas sólo caigo
y ya veo el suelo.
Sólo me queda la fe
en sacarte algún quiero.

...

Ven corriendo y dime
que no pasa nada
sin hablar y sin correr
para que sea yo quien lo haga.

Cuídame como no sabes cuidar
con lo cálido del hierro
y lo abofeteante de viento.
Venme a buscar
sin que me quieras halagar
para algún conveniente final.

Sé humilde y toma esas pausas
que siempre te ha pedido
tu mente acelerada.

Sólo quiero sacarte de la caja
de mercurio líquido
en la que te guardas.

Ojalá de nuevo,

ojalá de cero

y ojalá curando

todo el daño hecho.

Ojalá sintieses 

alguna brisa cuando me llamas

y tuviese razones

para apartarte la cara.

Se hunde la zarpa en el barro,
le aúlla a la luna lupina
y se rie el ciervo desde la colina
del monstruo atrapado.

Cantan plumas entre ramas
de esas zarzas
que el lomo arañan
y respira aire
bebe agua
pero ni por dentro arde
ni la tierra por su propia alma
es pisada.

Ruge por costumbre,
aúlla por miedo,
llama a veces
pero repele desde lejos.

Echa de menos o no quiere
algo que perdió hace tiempo
y el árbol se ríe
porque está atrapado
entre débiles zarzas
que deshonran el nombre
de bestia de las montañas.

Huele a alma quemada,

a la infelicidad del no saber.

A veces eres tan mio

y a veces tan del tiempo...

Te acepto las reglas del juego,

pero de normal 

necesito el consuelo

del romanticón que duerme 

con un ojo abierto

por si se cumplen sus deseos 

y aparezco

para darle un beso.

Buscando y ansiando
hilar el tiempo
tronar por ti el aire,
resonar estruendos.
Romper cuerdas
con las mazas que se me dejan.

Quebrar segundos innecesarios
para cogerte de las manos,
morfear en la nube de tu olor,
atraparme en tus besos nerviosos,
escuchar tus quieros cortos.
Moldear mi compostura
con la elegancia de tus dedos,
que llegue mi barriga al suelo
a la elección de tus cortejos.
Besarte y que no quieras soltarme
en la seguridad de lo nuestro.
Intimar e intimidarte
con todo en lo que creo
mirarte seria y dejar
ya todo resuelto.

Yo sí sé esquivarlo
amor, amigo y hermano.
Otra vida pasada
de sangre mixta
un "no suficiente para amor
sólo familia".

Yo sé que susurran
pequeños ecos
de experiencia ya pasada
que sólo es lo nuestro
andar como camaradas.

Intuición implantada
que ¿por qué ibas a ignorarla?
hablan y tapan amor
por cariño y hermana
haciendo sucio y mundano
cualquier simple
beso en garganta.

Pero yo sí sé esquivarlo
vine corriendo detrás tuya
a nacer cerca
y desde entonces así han sido mis días.

A mi también me hablan de hermandad,
de que algo está mal,
de que por aqui no es por dónde debemos de pasar
pero esque yo sí sé esquivarlos:
me reconforté en el hueco de mi calma,
de concentrarme en echarle cara
a cualquier experiencia pasada
me sobran valentía y confianza
me arde la energía de la adrenalina
si hago de ti lo que hoy quiero
a pesar del qué dirán
mis vidas pasadas.

...

Ni vendrá ni te encontrarás
la razón lógica perfecta
en los tratados de la mística
ya hecha.
¿por qué no oponerte a ella,
moldearla y tú someterla?
Aquí estoy,
con todas la herramientas.
No me dejes
querer sacrificarme con ellas.

¿y qué pasa con nuestras esquinas de madrugada?

Si me enfado y te digo
que no te siento
es la peor de las moralejas
tomártelo como un suspenso
porque de tí siempre espero
que vengas corriendo a abrazarme
y decirme que no es cierto.

¿Qué fueron? ¿Libertad
o exceso de esfuerzo?
¿Dónde se quedaron las miradas
y las sonrisas
con pendientes de oblicuas?
¿Dónde están esas ganas
de arañar mi ombligo
por detrás y no por la espalda?
¿Cómo fue el hueco
tras dejarte andar a casa?
¿Qué dicen ahora tus cuerdas?
¿Cantan un aleluya o se rasgan
como las he visto
cuando he estado ahí
para animarlas?

Me hablas de referencia
de origen
hasta de coordenadas
y en tí de mi no hay nada
sólo tu aburrimiento emocinal
que quizás como un abuelo
sólo busca algo en lo que pensar

Me corriges en mi propia cara
y me dices que no entiendo nada
cuando no entiendes tú
que no me amas
que ni eres capaz de usar esa palabra
que me digas inecesaria
como si fuese sólo una cura.
Que me hagas comparar,
ni parar tan bajo
como acertada era mi confianza
en la pureza de tu alma.

...

Ni me acuses
de ignorar si es dificil
andar por donde andas
Eres tú quien te vas
así que no vengas
a fingir amistad tolerada,
de cuando haya ganas,
un nuevo enamoramiento
o un no ha pasado nada.

Es una declaración de intenciones
de lo dramático
a tu preciado
metrónomo errático.

Y es que si por casualidad volvieses

con besos de consuelos

te diría que mejor te los guardes

para cuando esté

llorando por ellos.

.

Cantó el duende
entre hojas verdes
junto al río
a la luz que reflejara el agua
y de paso
a todo aquel que quisiera,
que pasara.

Coloreó esta cueva
de hojas y tierra
con un: "crezco en lo vivo,
en lo fértil
de la madera."

El bosque embelesó su canto
llamando a hojas nuevas
brotó rocas
y alimentó a la hierba.

Conquistó la sabana
en sus duras fronteras
hasta que llegó a la sal
con sus raíces eternas.

Se arrugó el credo
y se pudrió quien quisiera
que estuviese a la escucha
del duende y sus penas.

Muchos pespuntes

por encima de la rodilla

tiempo gastado en quien mejor maquilla:

cualquier ella con un él

que ya nada mira

y que encima sea otro

a quien le saque esa sonrisa.

Mala puntería femenina

o quizás un: camina

a donde seas alguien

en tacones y en zapatillas.

Quisiera que no fuese egoísta
el pretender ser útil
secándote cada gotita.

Como si ya tu nervio
no me hubiese contado
que a tí entre algodones
no se te pasa lo malo.

Así que retiro
mis ganas de cuidos,
a tus oídos halagos,
por un rezo callado
que tras adjetivos
llegue a la conclusión
de la endereza de tus manos
tocando y al mando
de cualquier trastero
que amenace con ser eterno
en tu cambiante desierto.

Es cutre y es triste

que la madera se deje moldear

por manos venenosas

irrespetuosas con lo que tocan,

pero es aun peor

que se deje

cuando son todas estas hojas,

y no otras,

las que le dan sombra.

Como las luces
de las grandes ciudades:
agresivas, cambiantes,
con prisa por contarte
nada importante.

Así toman
la consideración y la atención
por credo
las hormonas
sucumbiendo al auto-universo
en el que sólo a veces,
y no por ello soy incorrecta si me quejo
sólo están sus dedos.

Formalismos infinitos,
cutres técnicas de escapismo,
entre estas paredes
de chapa laminada
con tornillos que ni intentan
dar mejor cara.

Espejos por ventanas,
quien mira es porque puede
quien no sólo calla.

Puertas blindadas
pero mal cerradas, encajadas
con desgana.

Y la luz de afuera
irreal, perlada
electrónica e implantada
en prados de cartón
en vez de tierra.
En vez de hierba
hilos de metal
y de decepción las flores,
por tallos muelles,
por pétalos desiguales piezas
de metálicos colores.

Campo infinito industrial,
no hay nubes
pero el cielo está
más bajo de lo normal.

Pulcra fe
desganada en el suelo
permitiendo a los ojos
ver más de lejos
y descubriendo un horizonte
en este mismo sueño.

...

Vagar por este suelo,
abrazar las rodillas
como consuelo

o mejor volver adentro
por la puerta por la que a nadie le importaba
que me escapara,
con los espejos
que por mucho reflejo
no queda nadie para mirar
si aun estoy para ellos.

En cualquiera no cambia
que no haya nadie más
en esta realidad
de eterna deshabita
humana.

Pierde interés el suelo
y me ahoga triste el cielo
con tus despidos sin importancia
y las pocas llamas
que me instan a acortar distancia.

Se acopla la cabeza gacha
y las esquinas vacías
donde te busco y no hay nada.

Humilla el triste al sabio
echándole en cara sus palabras
de independencia,
las recuerdo,
pero no cambian nada.

Se fueron el color y la magia
que, supuestamente, yo exhalaba
se quedaron al borde de éste silencio
en el que amor sólo parece
un ideal deseo.

Se quedó tu entusiasta sin ganas
porque, ¿para qué tenerlas
si nadie va a disfrutarlas?

Clamó ante eso
indignación a lloros
mi ego,
mis lóbulos
tanto izquierdo como derecho
exigiendo un yo entero
acorde a sus credos
pero muchas cosas carecen de valor
si no hay algo primero,
y a regañadientes admito
que es el amor que te impulsa a hacerlo.

Con la catástrofe resuelta
vuelven a empujar
hormonas a neuronas,
sacadas de dos voces distintas
pero ambas eternas,
y aquí es donde me rindo
culpando
que no hay suficiente
como para saber
cómo me van a ayudar ellas.

Y a ti te doy,
aunque ya te dieron,
al nacer
alguna luz
de esas, que en realidad
tú crees que te maldijeron,
la suave pluma que acuna
todo infinito lamento
convirtiendo el gas en eco,
de esa voz
que imita madera
cálida, viva,
humilde, derecha.

Me preguntó el aire
que porqué se mojaba
si vivía en tierras de sequía
de la muerte a la intemperie
de un tiempo creciente
que alargaba las llamas del sol
a la tierra,
nuestra tierra.

Culpé dichosa
a trazos de esta lengua
que tan certera
nos atraviesa.
No quiero malabarismos
ni saltos en cuerda
sólo lo sencillo
lo limpio tendido
sin oscuras sombras
que vengan a arrancar
ninguna de tus hojas.

Al final sólo queda pedirle al mañana
que de éste sol me cubran
iguales ramas.

y es que te pongo la alfombra roja

cuando tus pies son de fieltro.

Cosas encontradas por casualidad
de pasada
decoradas con flores
y con incómoda deferencia
para al final
ser regalada.

Picamiento de esmeraldas
derrumbamiento de montañas
tornamiento de truenos en el nirvana
para al final
ser regalada.

¿y...?
ya sabes tú,
yo me voy a abrazar el alba.

Darás, te dará y me darás igual
a base de inconstantes
Insuficientes y Notables.

No me aporta nada
el cubrirte de excusas
y no  pararte la miel
en la que me bañas.

Pasas de flor a flora
como si no nos importase
lo de la una a la otra.

Regalar por regalar
y al final está claro
que sólo cuidas a quien amas
pero es que aquí no haces nada.

Ni estamos en tu telaraña
ni somos carne de diferente vaca.
Deja de lucirte cuando no barres tu casa
no somos cosas aisladas,
¿piensas alguna vez
en cómo me afectan tus proezas?

Pretendes dejarme elegir
tantas cosas que ya creo
que sólo no quieres hacer el esfuerzo
o buscar en tu consciencia
si no te deja fuera del ring
por incompetencia.

...

Que sean para tí
y tus losas
lo perfecto
Pero yo no estoy ahí para quedarme atrás
a hacer el esfuerzo de entenderlas.

Querido cerebro mio
hagamos memoria juntos
¿En qué idioma estaba
ese diccionario rojo y naranja
de la editorial "santillana"
con el que nos enseñaron en primaria?

Quizás un bielorruso,
con aceptaciones noruegas
sazonado todo al estilo portugués
porque le hablo en español
y es como si le hablase a la pared.

Pero no podemos enfadarnos
queridísimo cerebro mio
será más importante cualquier otra cosa.

Y dime
mi preciosa masa jugosa
¿qué és ese calambre por la espalda?
¿qué dices?¿el nuevo frío?
¡ah!, que ya no confías ni te fías
de esas palabras
que mágicamente salen de la nada.

Me dan tan igual la excusas...
díselo mi eléctrico bizcochito.
No, mejor no
sigamos trabajando
para espavilarle una atención
de nuevo,
como mínimo,
aceptable.

Como un niño
evitando hablar
de la plastilina pegada
debajo de la mesa,
-por ahorrar culpa-,
sin importarle que quien se siente
sea alérgico a ella.

¿Sí  o no?

¿Gastas tus suelas en mi suelo

o te excusas en mi culpa

a quién te ve los agujeros?

¿Debería no dejarme abrazar por tus versos?

.

.

.

Abombada, ahuecada, atontada
realidad filamentosa
que rodea la distancia
de tu esfera hasta mis fosas.

Ganas no maduradas
de acercar
a casi toda alma
que te regale un
"tranquilo no estarás sólo,
nunca se vaciará tu manada".

Excavando entre piedra, tierra y mierda
para sacar alguna palabra
y que aun así
no nos aporte nada.

Y yo lo reconozco,
es el problema de andar para delante
se mira más el camino
que quien viene contigo.

Si el sol
o la luna
tienen la suerte de chocar en ambos
intercambiamos noticiarios.
Si sólo toca
el espejo por el que hablamos
damos uso de nuestro repertorio
de vocabulario de parvulario.

Una incomodidad a tempo
hecho a desertores
del "hola, estoy aquí,
cuento contigo,
sigo viva y queriendo"

Ahuyenta el aullido al lobo,
en su propia tierra,
en su propio cementerio
entre las rejas que encierran
esa luna maltratada
a base de nubes negras.

¿Qué clase de criatura
lapidaría
la madurez lupina
creciente bajo esta luz marchita?

¿En qué piensas cuando respondes
a quien te habla?
¿Me educas a mi
a que no tenga la guardia baja?
Son tus respuestas
las deficiencias vagas del
"¿qué mas da?"
"si para mi no significa nada."

Lloran cuervos
en la tumba de la Consideración
y el Cariño en tu parla de ciego
y lloran ciervos
cuando lo máximo a lo que aspiran
es a ver esos muertos,
sobre la tierra de tu cementerio,
bajo la luna de mayo
y todo ello
sólo desde lejos.

...

Pero haré llover pétalos incandescente
sobre el miedo, la inseguridad y la vergüenza
ajena,
que te hunden en la incompetencia
hasta que perfore la luz nueva
y tengamos ese respeto
del que nos hablaba
la gente vieja.

Comprenderás tras el estrado
sentado en tu sillita de cuero acolchado
lejos de los..puf, acusados
que dude de las maravillas entre lineas
que imperaban como cobras hipnotizando al flautista
¿qué necesitas?
¿cuatro paredes para recordarme?

Oh! pobre!...amargo y oscuros los días
del amante dolido, dejado e incomprendido...
Claro cariño,
inconstante.

Mañana serás para mi lo que fuiste ayer
y con inocencia
sin la necesidad del
ni-una-palabra
yo si que estoy felíz
y yo si que te echo de menos,
no necesito de tu ausencia
para concentrarme en atmósferas sin truenos.

Oh! que consideradas tus palabras
hasta parecen que no están desganas.
No soy quien para tragar
tus respuestas simpáticas.

Y si te parece algo de esto mentira
será por sólo escuchar a tu cabeza
madura, simpática y diplomática
que sueño con llenar de cerveza
a ver si podemos hablar como queremos
y no con el miedo a lo que suceda.

Atentamente,
siendo escandalosa.

Vuelven mis cantares,

mis abrazos y tus retales 

de pintura al blanco eterno.

Vienen sin consuelo a preguntarme
si escondiste algunas ganas
de preguntar qué soñaba.

Mira a este tributo rinde-mares,
plumas blancas y arenales
de esta tierra que no acaba.

Sigo aquí, al margen, abrazada
a tu rodilla, ahí parada
mientras saludas, de pasada,
a quien de casualidad pasa.

-Sabes que no hay nada suficiente,

si al despertar es hacer frente,

a sentir que se acaba.-

Sólo estoy esperando,

tocando esa guitarra

con la sonrisa que te hace fácil

sentir que no se acaba.

Intimar con esas cuerdas

cuando de ellas no se nada,

disfrutar,

como quieres que lo haga,

por ejemplo, aquí sentada

balanceando los pies porque cuelgan

esperando tu llegada.

Tapas la huellas de existencia
como cordeles de colores,
rizos de reproches,
cuerdas de cebada
y quizás otro amigo
con quien más destensaba.

Cuatro cuentos,
uno por estación
y al final un quinto
a modo de prólogo al deseo,
amigo huérfano
del descaro lírico,
de la queja pegajosa
de los huecos y los irse
por supuesto, con las alas manchadas.

Traviatas traviesas tragan
reproches e ira tratada,
torres tranquilas descansan
en lágrimas de lagos
que llenan el hueco que le faltas.

Y yo te pregunto
¿por qué no?
tal cual, en prosa,
sin la protección del verso
que como piensas engorda
tu "vaya que pena",
"son cosas que pasan",
"no puedo hacer nada".

¿Por qué no?
¿Por qué buscas la sal en la tierra
sin los ojos con los que realmente
quieres verla?

A tí desde mi
te escribo esta letra
como ya sabes que me gustan
cuando se me deja.

Tú...mi piel de clamada madera,
tormentas cálidas y sueves
sobre verdes praderas.

Esencia de jugo de piedras,
trueques a un dios
a cambio de mi alma
¿y tú?
sólo tu botella
acabada,
vacía,
no llena.

Cuento

..."Duerme avatar, cantor y juglar,
duerme entre los tuyos,
tranquilo de que no vaya a marchar"...

Duerme escritor de mi ropa,
mi arma entre las manos
y hasta del fuego
con el que ahora nos calentamos.

Me preguntaste un nombre
y yo en lo insano de la distancia
te di uno no propio,
tú con el que llamarme,
y yo al que cantarle.

Me regalaste, irónico,
en pos a mi imagen
relatar la dama
de telas vaporosas blancas
en su propio castillo atrapada
pero ¿quién vino cegado
por la pasión de la distancia?
¿quién se convirtió en el dragón
que guarda la jaula
donde vuela su forma
de abrazar a quien besaba?

Madrugadas decoradas con encuentros sin palabras,
la ebullición del no,
el rendirse al adios.

Buscarte y no asustarte
con frases de etiqueta
que corazones de publicidad
nos enseñan
pero no es nada nuevo
porque hasta a tu lado
mis frases binarias
ya se guardaban.

Llamarte al vacío
y conseguir esa nada
que, como gran amiga,
siempre nos acompaña.

O que te llame el invierno de mi espalda
prado blanco donde tengo
costillas de hielo que abrazan
y amenazan con no ser útil cuando caiga
rompiéndose en trocitos que
nunca serán agua,
alimento de este verde
que aun seco
imita los surcos,
como tú y tus manos,
imaginarias.

Carta

Hay algo que no funciona bien cariño,
grandes piedras flotantes en el universo se tornan pequeñas
como perlas pero menos valiosas y preciadas
más bien como lágrimas
a montones y rápidamente secadas.

Descubro retirando los velos de lo cotidiano
que no fue una timidez, ni nervios del escenario,
hay algo que no funciona.
Vuelvo a pisar escenas
y no hay alegría
ni atino a encajar en mis propias huellas.

La voz se retuerce ya muy maltratada,
u olvidada
y molesta por tratar llamarla
a que de junto a mi la cara.

El aire está desordenado
como tú
y tú
en diferentes y mismos momentos.

¿Hasta donde llegó tu mano?
no acepto un
"te lo llevaste todo"
porque soy más mía que tuya
pero no me encuentro.
¿Me recuerdas?

Pobre piel,
inocente exaltada,
sometida a la rigidez
cuando ella si querer pasa,
rozando sus piernas de falda
por tu rodillas que un día
compusieron su cantata.

O si regala,
un momento de susurros a dueto
para contar...
¿qué sé yo si no participaba?
recordando que aun hay intimidad
en tus ojos rodando a sus labios
soltando palabras,
por si en algún momento necesitase
alguna ayuda
de carácter mecánica.

Y pobre piel
porque no es su culpa,
no,
que se deje llevar
por miradas agrandadas
que apelan a una causa
más que lejana.

Y párpados maquillados
que te atraen a morder cada pestaña.
No me beses a mi
después de recordar
cuanto te excitaba
como si no me diese cuenta
de cada reacción que te provoca
en la que no me queda más
que girarme y ponerle alguna mueca desesperada a alguien
que a veces entienden
y me miran con la compasión
de verme en el segundo escalón
para este novio
que dice que me quiere como nadie.