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domingo, 25 de octubre de 2015
jueves, 22 de octubre de 2015
domingo, 18 de octubre de 2015
Camino por La Mancha
(Septiembre 2015)
I.Puertollano es el sangrado efusivo
un abanico de pánico
al vacío artificial
por un carbón jamás visto.
La roca late roja
y se queja bella
presumiendo rota
bajo el sol de trigo
con el que La Mancha arroja
un 'hola de nuevo,
al fin vuelves
y con las mejillas rosas'.
II.
Aquí vuelve
el oro en manto espolvoreado,
granulado y en hojas seca.
Repartidas en infinita cortesía
con el rojo por sangrado
solidificado,
soberbio,
descarado.
Como mis quejas
a las que les sonríes canturreando
'vuelve a hacerlas porque me gusta
que desbordes sin cuidado'.
III.
Mis bostezos piden
dormir entre hilos de carbón
y el cuervo velando.
Una estampa con intencionalidad
de recuperar el descanso
y perder los celos
por mi regazo afortunado.
martes, 13 de octubre de 2015
En la cortesía
de lo que dura un libro de bolsillo
o un para siempre
por la excitación
de labios finos,
mentimos desde el principio
coronando el trono del solo
que todos evitamos
en cabezonería individualista
sumisos a roturas en nuestras fibras
que cambie la savia del compañero
por mucho que nos encaje
en nuestros propios días.
Aquí te dejo,
doblados y limpios
los huecos cóncavos
a tus convexos
en histeria explosiva
y punzadas continuas
que dicen "llámale
pero se tragó lo verde
el tirano
que sobre sus pasos camina".
lunes, 12 de octubre de 2015
Bajo súplicas y nombres entrecortados:
no quiero nada
y lo quiero todo.
En contradicción aparente,
típica de noveles,
te quiero sentir
en el envés de mis muñecas,
en la cláusula de hombros
que barbilla encierra.
No quiero
el camino más corto
cuando dibuje escaleras
a peldaños por tu espalda
y si envalentonada me balanceo
de algunos hilos negros,
que el resto queden libres
para que me acaricien con el vaivén,
del límite orgánico perforable
entre cuento y verso.
domingo, 11 de octubre de 2015
El cuervo hila fino
sumiso
en el pedestal de infantería
a pólvora
de hormonas permisivas.
El cuervo hila fino
y me convoca al nido
en mi constante embelasamiento
por los agudos infinitos
y los blancos mellizos,
por los hilos azabaches
y los osculables caminos
que tras la oreja le deja
el pelo recogido.
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