Pequeños, blancos y apretados
unos con otros y el ahumado
sustityendo al crudo anaranjado,
enrrollado, vuelta y vuelta, y boca abajo.
El bosque en un ramo
y un nombre, acaramelado,
sano y privado.
Gotas de acuarela de iris a abajo
rodando por los trazos,
que el grafito había dictado.
Quizás nunca fue tanto o quizás nunca habría durado,
como nunca duraba nuestro puzzle de dos
piezas,
tú la C mayúscula y yo la c minúscula,
que actuaban
de contrabando por el abecedario,
antes de decidir que el sueño había llegado.
Te lo quito y lo deshecho.
Ojalá lo vieses claro,
la nana del desenfado,
recurrente en cada acto,
coleccionando los equiparables
enfado y desengaño.
Abrir la garganta para mayúsculas
de 'hubieses hecho algo más'
en esta guerra de felicidad,
donde la habilidad del cariñoso,
genera al instante facilidad.
Ojalá hubieses peleado,
sin posis y como el capitán
que derrotó a la ballena blanca
que le tenia distraído y ausente,
aislado en altamar.
-Sushi-