Huele el aire
como si alguien hablara
de no saber cuidarte
y agonizar
como si tú tan sólo aceptaras.

...

Encontré al niño
con gafas, mochila
y pelo presumido,
agachado en el rincón del sótano
haciéndose su ejército de insectos.
No es que fuera no le quisieran,
no es que lo desterraran bajo tierra,
ahora era él quien no aceptaba
que nadie bajara
a reprocharle su falta de inocencia
volcada en el mayor
que bajo el sol anda
y te mira a la cara
porque a él si lo aceptas
pero sólo
para cruzarle la cara.

...

No hay lluvia turbia
entre tú y mi vidrio.
No hay abejas confinadas
en la comodidad de lo bien visto.
Le guardo entre mis manos
primero observando,
luego escuchando
y por último adorando
toda su alma
que no tiene cabida
en este tiempo
sin magia.