Music

viernes, 13 de febrero de 2015


Darse la vuelta,
la esquina, el giro,
la calle sin salida,
el uso del cuello,
entornar los ojos,
la alerta si te quemo,
el amigo del te mimo,
la cara de atención
a esperar respuesta
para saber el siguiente paso
sin tenerlo
ya todo previsto.

Y pagaré con proverbios:
-"No hay que ilusionarse
ni dar las gracias
hasta tener el momento
en tus manos y fuera de la caja"

Balbucear en aprobación
a la ilusión
con la que dices que vivo
y sin embargo morir, Eduardo,
por tus manos de metal
sobre rosas regaladas con torpeza,
como estaba previsto, sí,
pero sin poder ni sostenerlas.


miércoles, 11 de febrero de 2015


Inventa un estilo memorable
de ética razonable
al cual violar.

Molesta a la cuerda,
muerde el viento
y zapatea
hasta que tu ego
esté bien muerto.

Quizás, tal vez, soñaron,
quizás, tal vez, al revés andaron
y mancharon el techo
con la pegajosa madurez insulsa
que tan seguros manifiestan
con sus cuartos traseros abiertos
y el vello tieso.

Hasta puede
que sintiendo el viento
les de por pensar
que si alguna vez
hice mio sus versos
y me defendí con ellos del lobo
fue para que hoy
me los dejasen
con los puntos
un poco más abiertos.

domingo, 8 de febrero de 2015

Es mi espalda
la escalera de tu ombligo a tu garganta.
Es mi cuna
tu voz desesperada
que me pide ser muda
en asuntos, guerrero, de espada.
Sé por tu sonrisa cansada
que tengo bandera
en romperte como quieres que te rompa
el esquema
de ser tú quien proteja.

Pero sólo
es honor de guardián,
moral implantada,
enfermiza necesidad
de devolverme sana.
Soy la falda noble,
demasiado joven,
como para no encumbrar
la carrera de cualquier capa
que pretenda ganarse favores
para vivir solo en la batalla
con caballeros
por los que no sonreirías
bajo ninguna manta.

Ocho años no son nada
comparados a la inmortalidad
de la deidad despertada
para comenzar una vida
en la que ni queriendo
podríamos compartir espalda.




domingo, 1 de febrero de 2015


Tú eres costa abrupta,
te ríes y soy sal disuelta,
en tus acantilados,
las olas lo besan.

Las plantas cuelgan,
divertidas,
con sus manos abiertas
y se declaran únicas
formas curvas
entre tanta piedra.

Te resbalan gotas,
perdiendo la piel en tu roca,
de vuelta al mar,
entre tus huecos,
pero sólo
por volver a ser olas.