Cantó el duende
entre hojas verdes
junto al río
a la luz que reflejara el agua
y de paso
a todo aquel que quisiera,
que pasara.
Coloreó esta cueva
de hojas y tierra
con un: "crezco en lo vivo,
en lo fértil
de la madera."
El bosque embelesó su canto
llamando a hojas nuevas
brotó rocas
y alimentó a la hierba.
Conquistó la sabana
en sus duras fronteras
hasta que llegó a la sal
con sus raíces eternas.
Se arrugó el credo
y se pudrió quien quisiera
que estuviese a la escucha
del duende y sus penas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario