En tus rodillas de nuevo
con la sonrisa amistosa
de disfrutamos del otro
estén como estén las cosas.

Que escuches que no quiero,
que animes que no puedo
con ausencias
en quehaceres de teclas
por no hablar
de la vida entera.

Encontrarme
con oníricas bellezas
mirar atrás
y encontrar
gasas negras
donde sin querer te buscaba
para señalarte con el dedo y que miraras
el amanecer para el que ya te has ido
dejando claro que no estarás
para el nuevo mañana.

Lo suyo eran
versos incubados
abriendo algo definitivo,
momentos de 'eres tú
y voy a hacértelo saber'
con cuerdas entre amigos.

Lo suyo era
una afirmación innegable
a una materia prima
sacada de la misma
célula madre.
El camino correcto
con un amor, amigo y hermano
para el que no era el momento.

Lo suyo es
profundidad azabache,
una imagen descuidada
y no tener que decirle
nada a nadie.
Si sufrió no hubo arte
por el cual se consuelan
los asuntos pendientes
que siempre
vuelven a atormentarte.

Él ama
de forma sana y ordenada
sin literatura etílica
que diga
'desfallezco de amor'
con locura artística.
Él me observa
con ojos de cuervo
y busca hacerme
sentir en casa
con lo que aprende de ello
sin uniones predilectas
ni afinidades
en casi nada importante.

Apatía espanta cuervos
dice que ya no hay lugar
a sólidas historias
de intachable enamoramiento.