Quisieran ser naranjas todos los climas,
quisieran ser paja todos los campos
entre olivos
y majuelos.
Se anclan versos
a la tierra seca,
como la hierba alta que araña
las piernas con falda.
Sus mayúsculas enraizadas.
Sus puntos finales
a la altura de donde rozan tu manos
al pasar
para levantarlos como pólen
por ésta luz dorada
que enrojece tus mejillas
y le da brillo a tu espalda.
Ilumina tus brazos,
más míos que del arco
y se deja tumbar en tu pelo.
Por mucho que gires,
por mucho que rías,
por mucho que seas más alegre,
amor,
que la luz
y la poesía.
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