grandes piedras flotantes en el universo se tornan pequeñas
como perlas pero menos valiosas y preciadas
más bien como lágrimas
a montones y rápidamente secadas.
Descubro retirando los velos de lo cotidiano
que no fue una timidez, ni nervios del escenario,
hay algo que no funciona.
Vuelvo a pisar escenas
y no hay alegría
ni atino a encajar en mis propias huellas.
La voz se retuerce ya muy maltratada,
u olvidada
y molesta por tratar llamarla
a que de junto a mi la cara.
El aire está desordenado
como tú
y tú
en diferentes y mismos momentos.
¿Hasta donde llegó tu mano?
no acepto un
"te lo llevaste todo"
porque soy más mía que tuya
pero no me encuentro.
¿Me recuerdas?
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