Tejer luces de luciérnagas en esta cueva
o tejer estrellas
en el laberinto de hilos de almas
donde acordamos encontrarnos
cada vez que alguno se vaya.
Tejer en la cueva
y esperar la existencia
de quien puro ama,
confiado defiende,
y observador calla
a la criatura que entenderá
en el infinito de estrellas
y compacto de luciérnagas.
Embelesado por su gracia
y la elegancia
de dar cabida a inquietudes,
sin necesidad de explicarlas.
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