Era un equipo preparado
en un mundo extraño acorralado
sumiso y esperando
órdenes
para invertir
los daños
que nos habían causado.

Eran parte de mi y sabían
que por cielo y agua,
haciendo saltos imposibles,
los arrastraría.

Nada hace más feliz
que ser el héroe
de una aventura
que culmina con los sueños,
con las pérdidas recuperadas,
con los nudos sin resolver disueltos
y sin gota sangrada que empape
cada pisada.

Pero el fuerte,
compacto de fibra y valentía,
me susurró antes de partir:
'olvida tu ansia resolutiva,
busca a quien te adore
cada día de su vida'.
Se declaró
como mejor candidato
y tras respirar un instante
la pasión que emanaba
de su declaración inquebrantable,
salí a por ti,
problema eterno,
porque la valiente soy yo
si tú eres a quien voy corriendo.

Impedimento a perdurar es

el atractivo a mejorar,

la característica 

cabezonería hormonal

dispuesta a beatificar

como abogado en altar.

Impedimento a perdurar es

la sensibilidad atenta

preparada para cazar

hitos de la historia a recordar.

Impedimento a perdurar es

pensar

que tengo opción o no

a dejarlo todo pasar.

Impedimento a volar[pío] es

que excepto eso,

lo que [pío] quiero,

es [pío] todo lo demás.

Cuando la garganta colapsa

hay una pluma blanca

que te traslada

a mecer la esperanza

de no caer en desgracia

exponiendo defectos

que chirrían entre palabras

muy bien ordenadas.

Tú sigues siendo
la misma bola de cristal
con nieve dentro.
Y yo la monja
de esa constante curvatura,
eterna fiel que menosprecia
los copos que dentro se ajetrean.
Repito como mantra
'no idealices,
que la nieve no cesa'.
Entre oración y sacrilegio vivo,
con una santa inquisición de ansia
que recuerda a sales casi esféricas
que te llamo y no contestas,
que no eres quien sueño
si tras tus muelas nieva.

Éstos son los últimos
chispazos de camaradería
entre mis cuidados
y los que implican
tu modo de vida.

Si avasallo
la simpleza echa cuadro
es porque me canso
de obviar
el barro ante tus encantos.

Si te espanto
por quererte cuidado
y tachas de superficial
mi esfuerzo de aceptarlo
pregúntate si otra
lo hubiese intentado
durante todo un año.

¿Qué hay bajo los tejados
que tan idílicos
y tan altos
alcanzan las nubes
que hacen al azul esponjado?

¿Hay vecindad proclamada
sin saber qué guarda
cada teja de pizarra?

Formamos unión y comunidad
sin antes inferenciar
una aproximación de futuro
que nos diga qué esperar
antes de asustarnos
y dar marcha atrás.

Siempre se van,
ya sean amores o de sangre
en iracundas debilidades
o cotidianos planes.

Siempre se van
entre insanas voces persistentes
que los llaman inocentes
para que vuelvan y no hagan
de sus cariños
algo inexistente.


Transpira tu esencia,
viva y juglaresca,
acumulada sin derrota
desde un primer saludo
a un me voy con otra.


Y el ansia por tu ausencia
yace pletórica
entre intentos sin solvencia
que mimetizan con el
'nueva vida'
bajo la derrota
de no olvidar qué se siente
en cuanto abres la boca.

 Cauchynillos 2016, Facultad de Matemáticas, un cariñoso premio.

En tus rodillas de nuevo
con la sonrisa amistosa
de disfrutamos del otro
estén como estén las cosas.

Que escuches que no quiero,
que animes que no puedo
con ausencias
en quehaceres de teclas
por no hablar
de la vida entera.

Encontrarme
con oníricas bellezas
mirar atrás
y encontrar
gasas negras
donde sin querer te buscaba
para señalarte con el dedo y que miraras
el amanecer para el que ya te has ido
dejando claro que no estarás
para el nuevo mañana.

Lo suyo eran
versos incubados
abriendo algo definitivo,
momentos de 'eres tú
y voy a hacértelo saber'
con cuerdas entre amigos.

Lo suyo era
una afirmación innegable
a una materia prima
sacada de la misma
célula madre.
El camino correcto
con un amor, amigo y hermano
para el que no era el momento.

Lo suyo es
profundidad azabache,
una imagen descuidada
y no tener que decirle
nada a nadie.
Si sufrió no hubo arte
por el cual se consuelan
los asuntos pendientes
que siempre
vuelven a atormentarte.

Él ama
de forma sana y ordenada
sin literatura etílica
que diga
'desfallezco de amor'
con locura artística.
Él me observa
con ojos de cuervo
y busca hacerme
sentir en casa
con lo que aprende de ello
sin uniones predilectas
ni afinidades
en casi nada importante.

Apatía espanta cuervos
dice que ya no hay lugar
a sólidas historias
de intachable enamoramiento.

Como absurdo plástico
etéreo impuesto
me resulta tu no existencia,
porque ya fuiste,
lejos.

Aquellos
a quienes les concedí mi avance,
una manada,
un entorno en el que crecer
y olvidarle,
fueron de vida útil efímera,
lo mismo que dura un crédito,
siempre que el cuatrimestre
lo permita.

Tras absurdo plástico
etéreo impuesto
veo el equilibrio
de ésta trayectoria sin cierre,
que más se deshace
conforme se aleja
de sus últimos
puntos estables.

¿Qué será de éste equipo
que no coincide
pero encaja por lo cortés?
¿Qué será del naipe VI
y sus noches a coro
de decisiones cantando
en su nativo francés?

¿Qué será del verde?
¿Te proclamarás inolvidable
con tus manos ahuecadas
llenas de plumas de ángel?
¿Me invadirás como semilla
despertando instinto de guerra
y te consumiré en el odio
por no agachar,
ni en tus peores errores,
la cabeza?

¿Qué será
de mi mano izquierda
rellenando lo futuros
papeles en sucio
para ganarse la vida
que desea?

¿Qué será
del naranja tras mi espalda,
del blanco y negro tras mis dedos
y de las notas ordenadas que les creo?

¿Qué será
de mi sin ti?
¿Qué será
si a veces siento
que yo misma te desterraría?

No habrá morfina
si la inminente brecha
obtusa, oscura,
se hace bandera.

La cultura popular del gemelo,
la publicidad del príncipe perfecto,
una criatura
elegante y viva
a la que permitirle sin esfuerzo
repintar en los cuadros de mi vida.

Susurros emergen de la brecha
proponiendo de explicación
un defecto de fábrica
o una única llave
ya dada
por la que me sea imposible
compartir pinceladas.

Ojalá llegue mañana
y el puzzle encaje
sin machacar a palma cerrada.
Ojalá intuya fácil
quien se amolda
y a quien amoldo por ganas.

¿Qué pasa
tras las plumas de cuervo?
Una luz segmentada
ante el desinterés va creciendo.

Trazarán rectas a compás
del arquitecto de éxito
de forma proyectiva,
exactas,
como el mejor gracias
o la mejor ayuda al prójimo,
por encima de voces cantarinas,
bonitas,
pero sólo decorativas.

Las plumas acariciaban
pero no admiraban
de las decorativas
la lógica abstracta.

Las plumas no saben que aceptan
la incapacidad neuronal
de la sirena que las peina,
no saben
que hay más decorados en escena,
que el escenario es más profundo
y al caballero se le escapa
todo asunto más allá
de su éxito con la espada.

Las plumas negras han cazado
sin ningún fracaso y han volado
sin vientos mal intencionados
pero le ha faltado
el humilde lamento pagano
que deshinche ciruelas llenas
de "mejor lo hago yo, más rápido".

Ve sacando las uñas largas
de tus pies de mi sendero
y sin rechistar
que para contestón
no hay que tener la lengua desgastada.

Y tú te las cortas,
pero con zapatos grandes no atinas
y en torpe intento de ayudar te posas.

Ni se escapa
el poeta
que aparece en dos
de cada tres caras,
intoxicando el aire con recuerdos,
no te pertenece a ti
mi incomodidad por añoranza.
Nunca volviste a por mi
y con ello coronaste
tu decaimiento de ganas.

No habrá conformismos
un examen de apto
o no, para perfectos.

Ningún karma
por liberarme de infantes mal criados
se jactará estropeando nuevos encuentros
que sólo por aguantaros
me merezco.

Seguirán acomodándose 

entre espiga y espiga

malas hierbas antiestéticas

consentidas por hoces bajo un '¿qué más da?

si no evita que el trigo llegue a mi mesa'.

¿Qué serían de los parajes que te acunan

si en equilibrio disimulado

pequeñas vidas

no cuidasen de su estado?

¿Quién mueve un dedo,

cuando en él no recae papel de parentesco?

¿Quien esquiva con delicadeza

herir cabezonerías?

¿Quién se lanza

con la verdad llamativa

luchando con la comodidad conformista?

Quizás el amante que se diga

'¿por qué tener barro

cuando podría ser una joya de minería?'

Se han ido tres a cuenta gotas.
Primero mi ácida mitad,
cubierta de plumas independizadas,
con sus pupilas sacadas,
como monedas con las mías,
de la otra cara.
Segundo mi familia a cuatro patas,
zarpas hermanas,
hueco de su hocico en mis manos
recordando el tacto de tus rizos
empolvados
tras correr, como nadie, por el campo.
Tercero mi copia en años adelantada,
guía de sangre,
ombligo a la altura de mi coronilla,
despertador de consciencia
a madurez sumisa bloqueada.

Se han ido a cuenta gotas
y encuentro tan poco consuelo,
es tan falso un 'adelante'
queriéndoles tanto.
No paro
de andar de espaldas
porque nada me interesa más
que su zarpa y sus manos.

Algo hicimos bien.
Algo hicimos bien cuando nos despertamos
mutuamente la consciencia
de unión entrópica predilecta,
cuando brilló entre traslúcidas y opacas nubes
la acunada perlada
en el hueco de tus manos
sobre olivos enfadados
con su 'ya habéis tardado'.

Cuando hicimos
de nuestros sumisos
cuentos callados
una realidad palpable,
una intención de camino,
una hipoxia intencionada
a la artificial prisa de la manada.

No terminó,
no prevalece,
y con cada lavado de cara
se plastifica la sonrisa que dice
'jamás llegaré
al fondo de mi alma'.

Cuando la publicidad pase de moda,
cuando la novedad se apalanque,
cuando vuelquen tus tierras sobre precipicio
como hoja de libro pasando, nada irá mal.

Cuando el camino sea sencillo,
cuando el elixir de estrés
no cure tus barbaridades nada irá mal
y volverás al naipe del Loco,
bien vestido y merodeando
aquello que deberías disfrutar
pero te alejas de arreglártelo.

Ya que no estás se destroza
el equilibrio publicitario,
la calma mantecosa
que cubre el 'lo he superado'.

Ya que no estás te llamo
sin la culpa de hacerte responder,
te lloro
por berrinches
de 'de menos' acumulados,
protegida ante tu terapéutico
e insano
miro para otro lado.

Ya que no estás desisto
de explicarte que no es
un problema de avances,
'si te busco no olvido'
no son mis títulos
y nuestro inútil
'seguir para delante'
¡no palia,
que de mi esencia formes parte!

Quién fuera colchón,
ésta noche, en tu soledad
para recibirte
rendido y sumiso
a lo que quiera que pase contigo
cuando estés dormido.

Ojalá fuera colchón
para que cuando abrazaces
la almohada
y las sábanas te acariciasen
la espalda
quien te ordena
desea
en mi se hundiera.

Quisiera que el aire que exhalas
bajara y subiese por mi garganta
en la oscuridad
bajo tus mantas
luchando 
a gemidos
contra el frío.

Y lo mismo será
ser colchón, sábana o manta
porque igualmente llegará
si derramaras
el dulzor
que buscan mis labios
sustituir por palabras.

Tú y tus curvas de keratina,
tus promesas de situaciones
con quieros improvisados
ofreciéndome cabizbajo
humildad en la palma de tu mano.

Tu lírica envolvente
y mi ebria musa insistente
regalándome ensoñaciones
en un mundo ya de otro color.

Y tú,
con tus promesas de sensaciones perfectas,
el templo embaucador de la línea de tus manos,
entorno a las mías,
el dulce eterno
y la promesa del todo que nunca llega.

Curvas de lírica, me asaltas,
imaginándome moldeada con tu lija
o quizás el buen sabor
de un 'podría'.
Pero maldita astilla del mismo bosque,
aun saliendo vertida en petróleo
o quemada en desierto
abandonaría cualquier mundo idílico
porque veamos semilla
donde la corteza se exilia.

Las interminables gasas negras ramificadas,
ansia,
nacen al reflejo de la videncia
por si con conocimiento te libras
del mal que te aguarda.

Las interminables gasas negras ramificadas
me abrigaban de la barbilla al pecho
pero bebiendo tu ácido
me labré el inminente hueco.

Hoy no hay gasas,
hoy no hay esperanzas
de que con sangre sobre marfil no terminara.

Las interminables gasas negras ramificadas
flotan en el lago
decorando un insano bosque
con árboles bocabajo.

Quédate esta noche
en el cubículo desierto
donde imprimas como rey
cada uno de mis precios.

Oblígame si puedes
demuéstrame que no hay remedio
que es más tonto que un verso
esperar verte algo viejo.

Tenemos tiempo de ser buenos
a cada losa que pisamos,
tenemos tiempo de arreglarlo
a cada tramo que avanzamos.
Ignoras ríos de llantos
que ya no cambian tus actos.

Ataste cordones
sin ser los mismos zapatos
quisiste correr fuerte y
te quedaste bocabajo.

Ríen y apoyan tus pericias
imitando ser hermanos
pero es solo porque mueves
sus vidas de fracasados.

Incongruente con las manos
no consecuente con tus actos
de ser centro coordenado
al orden del enamorado.

Pasivo a piropos
camuflados en zapatos
de quien pinta con urgencia
su piel para venderla.

Ventosas ególatras,
letradas en leyes,
militares en maneras.
Te cubren reptando
desde los hombros a las ideas,
supervisan si superan,
tus decisiones,
el umbral de la decencia.

Porque pierda al león en la batalla
o rasgue versos con mi rasgo de humedades,
porque nadase y me ahogase
en un mundo de corales,
advertencias solidificadas
que se alimentan del líquen
que me impulsa a cruzar aun sin barca,
no significa que pida que me emplumen las alas.

Células desconectadas
con sus filamentos azotando,
aquellos que eran las uniones
que rompes con cada paso
que das a alejarte
y formar más látigos.

Te puedo nombrar
y disfrutar de la nada.
O te puedo olvidar
y enfermar como llamada
de atención
por atentar
al crimen de tacharte
y a base de fiebres entender
que no hay actitud que me salve
y de ti me desenlace.

Agobios al tiempo

por no estar

y los metros ser lo de menos.

¿No escuchas mientras duermes

los hilos que nos unen romperse,

la nueva vida labrarse

y nuestro cuento inacabado,

nuestro apetito insaciable

enquistarse?

Un Piccaso maldecido
en el mismo callejón de adoquines
perfectamente alineados,
perfectamente estropeados,
que un poeta moreno
con arrugas blancas en los bolsillos
y halo etílico,
inmortal en la lucha
'vuelco todo lo que concibo'.


Les iluminará la luna entre los tejados
y me preguntaré en qué sentido
viaja el rayo.

Acebuche comprometido
sinuoso a semitonos
en melodías esquivas.

Un golpe de gracia
en la realidad cotidiana
que te permita emanar
en inmortales gases
que sean prueba y cura:
a la debilidad fortaleza,
a la ceguera pausa
y tras ello
piedad por nuestra alma.

Acebuche comprometido,
de inspiración te vistes
pero sin nombre real que darte
me desconsuelo.
Que la piedad sea
tener siempre encima
tus raíces y ramas.

Un sol negro,
tan brillante como el claro,
solitario de pupilas
que quemándose lo evitan.

Un sol negro en el cielo
de tierras peligrosas
para distraer.
Un sol negro en el ocaso,
fogoso como victorias
que sin entusiasmo llegan
porque permanente como el sol
es tu ausencia.

Primavera peligrosa,
vienes con tus mañanas cálidas
y piares amenazantes,
que cantan entre líneas: 'Huye
el vacío solemne
es sólo la primera parte.'

Todo lo ocupa
sus colores desorganizados
pero a mi me reserva
un llano infinito.
Sin flores,
piares
ni el más mínimo ruido.

Se respira ansia,
hecha gas de gasa,
unos filamentos imparables,
que arañan la piel reptando,
en forma de nombre,
al que se le llama,
pero dictamina insuficiente
y me quedo violada
por el ansia
en el hueco que ocupaba.

Primavera consonante
que naces relativa
provocando un ajetreo
que rezuma en mis cenizas.

Brotas verde
y yo, con envidia,
machaco marfil y carbón
rogando en agonía
'no desaparezcas
de mi vida'.

Primavera conocida,
casi cumples un año,
me vienes con flores
como presente al ansia,
los ruegos, el hueco
que tras tu paso vacías.

Pudo el mundo etéreo
de iconos malsonantes conmigo.
Pudo también,
el estudio a franjas de marfil y sombra.

Apuntaba y se quedó fuera de alcance
un buceo en lo abstracto
sin límite de oxígeno
que impida el avance.

Se quedó en cartón la piedra,
en carbón la pluma, en burla mis ideas.
Formé una inútil que soñaba y sueña
con ciencia y su independencia
con arte y su expresión
sin que un 'calla'
su objetivo consiguiera.

Se estropeó el diario tras fracasos acumulados,
un cariz cutre de antemano
en acciones ya sin reparo.
Unas consecuencias imperativas
que dicen adiós
a la vida música y científica
que empezó y tanto quería.

Aquí seguimos,
con las de perder,
en un iluso fingido
de heridas cosidas
a grapas con desganas.

Se perdieron las horas contando,
buscándote en mi reflejo,
colisionando fuerzas frustrativas
quitando y repegando
la etiqueta de amor,
amigo,
hermano.

Aquí estoy con las de perder,
respetando tu espacio,
una abstracta tasca verde
que aun sirviendo ácido,
uniría nuestras vidas
haciendo insoportable tu existencia
tanto como imprescindible eres
para que la mía estuviese completa.

Pequeños riscos y rocas del camino
se curvan cóncavas
sumisas a la moda
que imita los hoyuelos
cuyos huecos invitan a completar
con acercamiento
de los cuatro delgados parejos.

Qué será
de mis cóncavos a tus convexos
mientras esos hoyuelos enmarquen
el reflejo blanco
de los gemelos que me regalas
por mis quieros en suspiros
que nos hacen volar entre comarcas
y del verso a la palabra.

Humedades circunstanciales
perdidas, por tratados internacionales.
El hueco inconsolable
a tu convexidad distante.
Podría ser un roce entre libros,
un pié maleducado,
un baño a la juventud considerado.
Pero nos quedamos
sin buenos días acumulados
y yo no me fío
de la efusividad tapando síntomas
a posibles diferencias
que hagan inútil el esfuerzo
por húmedos que sean
nuestros programados encuentros.

¿Quién se salvará
cuando calmes mis vigilias,
cuando ahueques sábanas
en la oscuridad que nos intimida?

¿Quien quedará entero
para decir con alegría:
'no pasa nada, a esperar sin compañía'?

Y¿quién será las plumas que vuelvan
a buscarme por inercia
moldeadas por la brisa
de caminos que, aceptémoslo,
no comparten más
que la resignación a aprovechar
persistentes cariños
unos pocos días.

Se quedó el velo colgando del quicio
para desquiciados sin velas
ni llama de consuelo
que aun viva muera
en ausencia de los que cruzaron
bajo su ondeado movimiento.

Un pudo ser, un será, un fue,
un pragmático 'es' conclusivo
de plumas y huesos sin tacto,
vocales de argumentos
bajo ingenuo optimismo.

Emerger en retirada
ante la inminente llegada
de fracasos delictivos
que concatenen esperas
hasta que desaparezcan las hormonas
que el cuervo genera.

Arcos de medio punto hilvanan la realidad bicéfala:

una que te devora

y otra que me empuja

a bordar 'de menos' para luego

ver que se destrozan.

No soy
el cobijo cuando te pierdas,
la cueva de tus orígenes a la que volver
cuando en tierra extrajera
te veas sin esencia.

No soy amiga del siempre,
el ocaso pereció
y ya no hay fuego al alba.

Soy inalienable verde desplazado,
tierra fértil sin semilla,
llantos de rocío
bajando por troncos oliváceos.

Soy tu rostro esculpido en antítesis,
tu hermana de magia huérfana,
errante zapato
que probó y perdió horma.
Se asemeja
a tal y como todo era antes
pero sin ilusión porque aparezcas.

Nunca somos más individualistas
que en la decepción,
en los versos de capa caída,
en tierra fértil sin semillas.

Nunca somos más bobos
que en la consternación,
en el abandono de la búsqueda
de aquella magia impía
que alimente nuestra esencia
dificulte lo que dificulte
nuestros días.

El cuervo vuela implacable

en autoría independiente,

con emociones inalienables 

bajo carisma suficiente

para que la tierra bajo mi rodilla hable:

"veo tu admiración, al rendirle homenaje".

En alturas crece ácido amarillo,

pero sabe dulce.

En altura se posan plumas negras

en silencio,

el mismo que en altura

tú y yo rompemos.

Irremediable verdina,
brechas de recuerdos,
homogéneamente en tierra fértil repartida:
Punzas al crecer el aire, o el tiempo,
y las raíces en mi ombligo mimas.

¿Es también difícil para ti, verdina,
crecer en nuevos valles
lejos de que nuestra magia nos bendiga?