Music

viernes, 5 de diciembre de 2014


Me hablaste de límite,
de techo,
y ya ahí
me partiste mi infinito.

No me creo haber paliado
la necesidad imperativa
de presentarme a todos
como algo más que amiga.

No me creo tu poca delicadeza
a mis borbotones de tristeza.

No me creo que no vengas.
No me creo que te vayas.
No me creo
que las excusas,
más o menos ciertas,
me tengan que dar la calma.

No me creo
que te tenga entre mis manos
como alguien domesticado a palos.
No me creo
el rol de dura
que convierte las sonrisas
en latigazos
porque ya no las miras.

No me creo
recordar más tu cara
mirando a otro lado
que atento,
aquí,
a quien te habla.

No me creo
que rellenes el tiempo
y vago aplaces gestionar,
con madurez,
tus sentimientos.

No me creo,
que a estas alturas
no te haya dado
por decorar mi cuello.

No me creo no suponer
la exclamación que te pare,
primero resuelvas
y segundo viajes.

No me creo que estés percatado
de que no estás ayudando
y sin embargo, me digas
que quieres arreglarlo.

No me creo que ignores
la paloma por cable
y hayas encontrado
un insulto de amor
cualquier noche
que yo me acostase antes.

No me creo
hablar en alto
y que no respondas nada.

No me creo que te buscara
hace tres días
y todavía ni preguntes
qué pasaba.

No me creo
que vayas a faltar a mi escenario,
que no conozcas con quienes más pienso,
que me pongas por delante
la imagen pixelada
de lo que se supone que eres tú
con una guitarra.

No me creo
que digas que tocas para mi
cuando sustituye conversaciones
de monosílabos incoherentes.

No me creo lo nuevo,
abrir la boca
y tragar
el enfado que te genero.

No me creo
que nunca respondas nada
a ninguno de éstos versos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario