Music
sábado, 31 de agosto de 2013
I
No quisiera ensuciar
ni estorbar
tu aire puro
ni tu delicado suelo
de mármol,
o quizás hielo.
Pero si tuviese usted
un poquito de eso para mi
qué buen día sería,
mientras tanto
esperaré al lado
en el Zoco
a las puertas de su palacio,
envidiando
a los pajes que están dentro
aunque sea trabajando.
II
Me entretengo contando
las motitas de polvo que trago
entre ese aire oscuro
y anaranjado
que provoca el cante
entre mendigo y amante
en calles más estrechas
de lo que varios velos querrían.
Espiran
en un último quejido,
que vibra,
como les enseñó el sol
a los camellos
a hacer suyo el suelo
en su constante balanceo.
¿Serán esas alforjas
de paja tejida
las que te llegarán
de visita?
El instinto nace
y en el Bazar
los oscuros
sabemos lo que hace.
No son finas mis ropas
ni ondeo velos
que muestren mi piel rosa
pero entre plieges guardo
algo que robé a un Alfaquí
paseando.
Con cuidado lo despliego
y del zapato saco
la pluma que abandonó
a la oca en vuelo
que habitaba tus terrenos.
Comienzo a escribir
con la mano de los marginados
de aquellos que aprendieron
y no le enseñaron.
Un poema,
que esconderte
en las alforjas,
firmado con un nombre
y un encuentro.
Persigo al camello,
beso mi carta,
a modo de sello.
Esquivo a la gente,
los del Bazar sabemos
andar contra corriente,
crear revuelo
y hacer invisible
de lo que somos conscientes.
Son gritos
de damas aterradas
que cambian a frustadas
cuando tus valientes guardias
no pueden evitar auxiliar
y cuidar
de dos piernas
indefensas.
Para mi fue suerte
o quizás el fin
de algún amigo
que se quiso hacer el valiente.
Mi mensajero avanzó
como el sol al suelo
y antes de preguntarme
ya estaba dentro
escondida entre setos,
temblando por dentro.
III
Una errante
morena y cantante
pasó de largo,
embelesada,
te estaba buscando.
El sigilo
quedó en los setos
y asalté la fuente
ahogada en celos.
Mojé mis manos,
amasé mi pelo
deseando
que estuviese correcto,
como si nunca falta
me hubiese hecho.
Corrí por las entrañas
de tu propia casa.
De puerta en puerta,
con el tiempo
en mi garganta
ya seca.
Se me hizo eterno
encontrar tu harén,
yo sobraba
y tu cantabas
rodeado de un público
con poco más que labios
en la cara.
Galopando delante de guardias
con poco más que espadas
buscando ser clavadas.
Fueron mis ganas
de verme especial
cuando me mirabas.
Las mismas que me atan
de mendiga
a las puertas de tu casa
o como aquel día
a tus mantas.
No quisiera ensuciar,
ni estorbar,
tu aire puro
ni tu delicado suelo,
de marmol,
o quizás hielo.
Pero si tuviese usted
un poquito de eso para mi,
qué buen día sería,
mientras tanto
esperaré al lado
en el Zoco
a las puertas de su palacio,
envidiando
a los pajes que están dentro
aunque sea trabajando.
ni estorbar,
tu aire puro
ni tu delicado suelo,
de marmol,
o quizás hielo.
Pero si tuviese usted
un poquito de eso para mi,
qué buen día sería,
mientras tanto
esperaré al lado
en el Zoco
a las puertas de su palacio,
envidiando
a los pajes que están dentro
aunque sea trabajando.
viernes, 30 de agosto de 2013
Son tus huellas
las que se quedan mirando
quienes te respiran
si por casulidad
pasas por al lado.
Se quedan
grabadas en el barro
y bajo tus lluvias
crecen juncos
que burlones miran al cielo
recordándole al mar
quien es más fiero.
Y son tus notas
las que en risa,
esas sin importancia,
vibran cada partícula,
recordándole
que está viva.
las que se quedan mirando
quienes te respiran
si por casulidad
pasas por al lado.
Se quedan
grabadas en el barro
y bajo tus lluvias
crecen juncos
que burlones miran al cielo
recordándole al mar
quien es más fiero.
Y son tus notas
las que en risa,
esas sin importancia,
vibran cada partícula,
recordándole
que está viva.
martes, 27 de agosto de 2013
Caudales cenicientos
de vista atrás en el...
[tiempo
Son imágenes de bares,escenarios, cantantes
y directores
de mundos ideales.
Presencia marchita,
luz nacida y comida
con las manos en él.
Son rotas y perdidas,
tus ganas de un nuevo dia
que avanza con distancia
hacia la loba
que acabará por mi guía.
Y aun así rebusco
en esquinas y migas
por si la atención renace
o la piedad se hace,
en recuerdos,
como me regalé en él...
[tiempo
Podría derramarme
y dejarme hundir en la tierra,
correr al centro,
con ansia,
como si pudiese con ella,
¿qué es un planeta?
puedo romperla
y hacer una cueva,
dulce magma decorado con velas.
O podría abrazarme,
las rodillas,
ser tu satélite
y convencerte
de porqué hay hielo en el cielo
es mi vientre.
sábado, 24 de agosto de 2013
.
Hasta que el verde se cansó
y tiró del marrón hacia el cielo,
cambiando las tornas,
y dejando ahora sus raíces sobre el suelo.
Se sacudió las plumas
de quienes anidaban
y llevó hasta su rugosa cara
el nido por sombrero,
burlándose del fantasma
que lo amaba.
Caminó hasta el río
y se metió dentro
buscando entre los peces
algún reflejo
que le dijera
que no moriría podrido,
en el agua,
escribiendo rezos.
.
jueves, 22 de agosto de 2013
jueves, 15 de agosto de 2013
No son preguntas,
ni silencio,
ni tu margen lo correcto.
El vórtice negro
que firma orgulloso
tus penas de poeta
que para ser tormentas
parece que te dan vagueza,
que no merece la pena.
Si me preguntas a mi
busca en mi lengua
el sabor de tus miedos
y más adentro
el amargo de tu ausencia.
No me des algo contra lo que luchar
si me quieres tan fuera.
lunes, 12 de agosto de 2013
domingo, 11 de agosto de 2013
Son amargos y secos
los tropezones de tierra
y el esfuerzo
de ausencia verde,
impotencia amistosa,
floreamientos de ideas
propias.
Cuando el daño es aburrido
por buscar una y otra vez
ojos de mirlos
que viajan lejos de sus alas
buscando su propio camino
lejos de nada
incluso de alegrías
cercanas.
Orador
profeta de mis ganas
que estancas y atacas
convirtiendo en la más nada
como tantos brillos
que realmente
no te gustaban.
los tropezones de tierra
y el esfuerzo
de ausencia verde,
impotencia amistosa,
floreamientos de ideas
propias.
Cuando el daño es aburrido
por buscar una y otra vez
ojos de mirlos
que viajan lejos de sus alas
buscando su propio camino
lejos de nada
incluso de alegrías
cercanas.
Orador
profeta de mis ganas
que estancas y atacas
convirtiendo en la más nada
como tantos brillos
que realmente
no te gustaban.
viernes, 9 de agosto de 2013
lunes, 5 de agosto de 2013
Ambas tuvimos besos en parpados,
Cuerda.
Salimos del camino,
por luces que llamaron,
cambiamos matojos por senderos
e hicimos de la gravedad
lo no correcto.
Ambas esperamos darnos la razón,
de algún momento,
lejos,
al principio,
cuando sus brillos no parecían
muy verdaderos.
Supimos del miedo
y sin armas,
puras,
nos tiramos dentro.
Y sin alma,
rotas,
nos dejaron ellos.
-A Chelista.
-A Chelista.
domingo, 4 de agosto de 2013
Y no puedo
escuchar un cero,
ni un amigo extraño,
ni volcanes delicados.
Sólo son dos,
y no puedo,
a él le admiro,
es pequeñito.
A ella la envido,
es más alta,
tiene en su casa
un regalo invisible
envuelto en cuerdas,
quizás en la cocina,
sobre la mesa,
pero nunca lo ve
y él espera,
paciente,
arreglándose cada mañana
por si hoy es el día que sueña.
escuchar un cero,
ni un amigo extraño,
ni volcanes delicados.
Sólo son dos,
y no puedo,
a él le admiro,
es pequeñito.
A ella la envido,
es más alta,
tiene en su casa
un regalo invisible
envuelto en cuerdas,
quizás en la cocina,
sobre la mesa,
pero nunca lo ve
y él espera,
paciente,
arreglándose cada mañana
por si hoy es el día que sueña.
sábado, 3 de agosto de 2013
No son ya
los verdes
quienes acarician tus cristales.
Ni el piar
quien irrumpe tus sueños.
Ni siquiera el albero
quien baña tus dedos.
No son ya tus pasos,
protagonistas de tus altos,
siervos de tu parla.
No son ya la colmena,
ni la abeja
que picaron tus manos
escribiendo,
aun apuntando al poema,
que hoy sí es.
Pero no es suficiente
y ando buscando
un aguijón descendiente,
por si mis manos
de tu sangre se mezcla.
los verdes
quienes acarician tus cristales.
Ni el piar
quien irrumpe tus sueños.
Ni siquiera el albero
quien baña tus dedos.
No son ya tus pasos,
protagonistas de tus altos,
siervos de tu parla.
No son ya la colmena,
ni la abeja
que picaron tus manos
escribiendo,
aun apuntando al poema,
que hoy sí es.
Pero no es suficiente
y ando buscando
un aguijón descendiente,
por si mis manos
de tu sangre se mezcla.
A Bécquer.
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