Vuelven mis cantares,
mis abrazos y tus retales
de pintura al blanco eterno.
Vienen sin consuelo a preguntarme
si escondiste algunas ganas
de preguntar qué soñaba.
Mira a este tributo rinde-mares,
plumas blancas y arenales
de esta tierra que no acaba.
Sigo aquí, al margen, abrazada
a tu rodilla, ahí parada
mientras saludas, de pasada,
a quien de casualidad pasa.
-Sabes que no hay nada suficiente,
si al despertar es hacer frente,
a sentir que se acaba.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario