Huele a alma quemada,
a la infelicidad del no saber.
A veces eres tan mio
y a veces tan del tiempo...
Te acepto las reglas del juego,
pero de normal
necesito el consuelo
del romanticón que duerme
con un ojo abierto
por si se cumplen sus deseos
y aparezco
para darle un beso.
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