No tenía cuerpo,
¿qué era?
¿su ausencia no me exigió un suelo?
¿un techo?
¿un espacio finito heterogéneo?
La oscuridad no importaba,
sólo era el escenario de quien buscaba
tus pies
.
La luz crecía,
seguía sus varios caminos,
curvándose,
femenina,
bailando,
y yo seguía allí deseando acercarme y tocarla.
Algunas de sus ramas ya estaban a mi lado,
cuando la oscuridad éterea me impidió concebir distancias,
me rodearon,
no me tocaron,
quise alzar la mano pero no tenía.
Algunos rayos pasaron de largo y otros me acompañaron,
pensé que iba a pasar algo,
pero ni siquiera el tiempo.
Quise recordar,
buscar en mis memorias y comparar,
pero no pude,
se borraron,
o simplemente no me dejaron.
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