No se hablan
de poetas
que tengan insectos
como mascotas.
Ni porque tengan el beneficio
del lienzo
en blanco
libre de daños
y lleno
de biota de carnicero
con los que sacar
tu alma de caballero.
Pero déjala
que vuele
y que corra
a ver qué dice
cuando sea
el silencio
su propia mascota.
Puedo decirte ya
por encima
de su ruido
que nadie más
aguantará en el nido
¿tú verás, nena,
que por él
merece la pena?
échale de menos
que yo te voy diciendo
de dónde tiene que picar
un pájaro
cuando le falta alimento:
precisamente de insectos.
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