Que yo no soy la leona,
que no tienes que amaestrarme,
que solo son inútiles costumbres
que aprendiste,
para tratar a quien viene a llamarte
y a decirte que no soy
de las que necesitan que calles
ni que les regales tiempo
de castigo
por no haber advertido
a tus sentidos
que despojas
en la lógica racional
del miedo al
no lo he visto
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