El sueño
que te sueña
me llama
arriesgándome a olvidar
tu seguridad
con la que me hablabas,
en el último,
antes de que acabara.
Le discuto
y le pido
lo que quiero ver
pero me devuelve un Sintigo.
oscuro y oxidado
cuchillo envenenado
cargando la inocencia
con piedras
mal depuradas
de perversiones,
gratis para el alma,
de las mas caras.
Tus cuidados,
tus escuchas, tus lamentos
y tus sinceros
te espero
con tus ojos, fijos,
siempre atentos
a qué hay que hacer de nuevo
Pero se acabo
y lo echo de menos
porque me niego a recordar
qué era vivir sin ellos.
Te puedo regalar un contigo
que sea a esos males,
queridos,
la cura
del gusto
por lo no establecido.
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