Son tres escalones,
no más,
los que separan aquí
la piedra de la hierba.
No son mi gusto
por destrozarme la sienes,
son el asiento de la desquiciada
cuando recuerda
a alguien que no tiene.
También jugamos
y nos sentamos:
yo me senté,
tú te sentaste,
a veces en tus rodillas
y a veces a un lado.
"Dime una letra.
M.
M de maceta"
Me toca: A,
de ausencia.
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