.
Hasta que el verde se cansó
y tiró del marrón hacia el cielo,
cambiando las tornas,
y dejando ahora sus raíces sobre el suelo.
Se sacudió las plumas
de quienes anidaban
y llevó hasta su rugosa cara
el nido por sombrero,
burlándose del fantasma
que lo amaba.
Caminó hasta el río
y se metió dentro
buscando entre los peces
algún reflejo
que le dijera
que no moriría podrido,
en el agua,
escribiendo rezos.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario