Tú y tus curvas de keratina,
tus promesas de situaciones
con quieros improvisados
ofreciéndome cabizbajo
humildad en la palma de tu mano.

Tu lírica envolvente
y mi ebria musa insistente
regalándome ensoñaciones
en un mundo ya de otro color.

Y tú,
con tus promesas de sensaciones perfectas,
el templo embaucador de la línea de tus manos,
entorno a las mías,
el dulce eterno
y la promesa del todo que nunca llega.

Curvas de lírica, me asaltas,
imaginándome moldeada con tu lija
o quizás el buen sabor
de un 'podría'.
Pero maldita astilla del mismo bosque,
aun saliendo vertida en petróleo
o quemada en desierto
abandonaría cualquier mundo idílico
porque veamos semilla
donde la corteza se exilia.