Ventosas ególatras,
letradas en leyes,
militares en maneras.
Te cubren reptando
desde los hombros a las ideas,
supervisan si superan,
tus decisiones,
el umbral de la decencia.
Porque pierda al león en la batalla
o rasgue versos con mi rasgo de humedades,
porque nadase y me ahogase
en un mundo de corales,
advertencias solidificadas
que se alimentan del líquen
que me impulsa a cruzar aun sin barca,
no significa que pida que me emplumen las alas.
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