Di que tu esternón no es alado,
que se lo dices
y el cabezota insiste en llevarse
hasta los pulmones a su paso,
y que tú,
pobre afectado,
corres detrás,
saltando,
para intentar cazarlos.
Porque eso,
amigo,
es ser humano,
y con su permiso,
hasta esía,
po.
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