Es tradición, en primavera,
la torpeza atlética
en encontrar la cremallera
que engarce
cada idéntico esmalte
en un perfecto compacto
que abrigue desvelos
y haga
suficiente ruido,
para vibrar las amigdalas
cuando callen
las cuerdas vocales.
Si 'esencia' es un algo
con capacidad de rescate,
abran mi garganta y vean
que entre unas y otras
su ausencia hereda la torpeza,
es decir, sin intuición reza
porque ya de ti,
¿qué queda?
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